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Negri más allá de Negri: El reto de la tarea anticapitalista

Víctor Manuel Moncayo Cruz

Exrector y profesor emérito 

     Universidad Nacional de Colombia

 

El 21 de noviembre de 2012, con ocasión de la presencia en Colombia de Antonio Negri, afirmé, como tengo que repetirlo hoy luego de su muerte, que no se trata de rendirle culto a su personalidad ni a su prolífica obra, pues hacerlo significaría una afrenta para lo que Negri ha representado para el movimiento anticapitalista contemporáneo. En efecto, su práctica teórica y política es una expresión más del común. Nunca quiso que sus comunicaciones se presentaran como el resultado de una mente iluminada, ni como el fruto de su cerebro apasionado, pues como lo dijo él mismo en su ensayo Declaración, sus escritos no son un manifiesto, no buscan funcionar como la expresión del poder visionario de los antiguos profetas para crear sus propios sujetos, su propia gente, para adocenar colectivos fieles a un nuevo credo. Los movimientos sociales de nuestro tiempo han invertido ese orden y han vuelto obsoletos tanto los manifiestos como los profetas. Negri es parte de esos movimientos del común y, como tal, esa es la significación real de su obra, que tiene el mismo valor de la acción de todos los agentes de la transformación que, sobre todo en estos tiempos recientes, descienden a calles y plazas para declarar nuevos principios y verdades que materializan sus deseos, formulando sus propias prácticas.

En esta dirección, ante su ausencia ˗no es el tiempo de las notas necrológicas, como bien se ha advertido, porque “Toni sigue vivo” y la energía que ha liberado y que se ha acumulado ha producido una fuerza inercial que quién sabe cuándo se extinguirá˗ se ha abierto un nuevo capítulo de la «política de la memoria», que es una herramienta indispensable para proteger la continuidad: ¡Liberemos la figura de Toni Negri del uniforme de preso del 7 de abril! Aunque el proceso se siga evocando para borrar la máscara del «cattivo maestro» [maestro malvado] (estaba orgulloso de que le llamaran así) o para demoler el teorema del juez Calogero, que lo convertía en el jefe supremo de la Brigate Rosse y de la autonomía operaia armata, no deja de ser una forma subalterna de hablar de él, es el terreno al que nos obliga a descender el adversario y en él siempre perderemos, siempre estaremos a la defensiva. Esto lo ha entendido Cacciari, quien ha hablado, por su parte, de los escritos de Negri, evitando caer en el demasiado frecuente género «devocional»”.

Su práctica teórica y política es una expresión más del común. Nunca quiso que sus comunicaciones se presentaran como el resultado de una mente iluminada, ni como el fruto de su cerebro apasionado, pues como lo dijo él mismo en su ensayo Declaración, sus escritos no son un manifiesto, no buscan funcionar como la expresión del poder visionario de los antiguos profetas para crear sus propios sujetos, su propia gente, para adocenar colectivos fieles a un nuevo credo. Los movimientos sociales de nuestro tiempo han invertido ese orden y han vuelto obsoletos tanto los manifiestos como los profetas. Negri es parte de esos movimientos del común y, como tal, esa es la significación real de su obra, que tiene el mismo valor de la acción de todos los agentes de la transformación que, sobre todo en estos tiempos recientes, descienden a calles y plazas para declarar nuevos principios y verdades que materializan sus deseos, formulando sus propias prácticas.

 

Es muy difícil en este momento hilvanar formulaciones relativamente coherentes. Como bien lo ha expresado su compañera Judith Revel en su reciente intervención emocional, pero también cargada de reflexiones filosóficas y políticas5 :

Pensamos: alguien ha muerto y todo el problema es saber mantener viva su memoria, revivir las huellas, mantener de alguna manera las brasas encendidas, aunque el fuego, ese fuego, se haya apagado. Y, en cambio, la experiencia del duelo enseña algo más, ese más, por así decirlo, lo trastorna todo. (…) qué quedará de él, es decir, la cuestión, si se quiere, de la huella, de la memoria, de las brasas que se mantienen vivas a pesar del fuego apagado, sino una especie de reformulación muy extraña (y desgarradora) de lo que los filósofos suelen llamar el experimento mental de la barca de Teseo6

Imagen de Negri con el autor del artículo en su última entrevista el 13 de abril de 2023 en París.

No quiero abrumar al lector con citas, pero no resisto mencionar esta reflexión de Judith:

Ahora bien, esta experiencia es inmediatamente la de quien sobrevive y deja atrás a la otra, que está muerta: ¿después de cuántas duchas mi piel enjabonada ya no será la misma que él conocía? ¿Después de cuántas pasadas bajo las tijeras del peluquero mis cabellos habrán sido sustituidos por otros, que él nunca habrá acariciado? En resumen: ¿qué quedará de lo que fuimos para aquellos que hemos perdido? ¿Cuánto falta para que lo que éramos para ellos finalmente se disuelva? En el centro de esta inversión de la cuestión de la desaparición, que parece pasar del muerto al superviviente, ese superviviente que literalmente desaparece con el paso del tiempo y lo convierte en otra cosa, hay una observación: sobrevivir y desaparecer son lo mismo. Esa cosa en la medida exacta en que uno afirma y dice: vivo. Sobrevivir significa aceptar disolver lo que uno fue para el otro que ya no está. Esto es lo más difícil.

Judith nos invita a releer a Derrida sobre ese retorno fantasmal que es “lo que podríamos llamar un ‘triunfo de la vida’. La supervivencia ya no significa la muerte y luego el regreso del espectro, sino la supervivencia de un exceso de vida que se resiste a la aniquilación”. De allí otro significado del “espectro”, en el sentido de que lo que se viene no surge de una palabra fantasmal que nos diga que será de nosotros o del mundo, sino que nos permite una apertura, un excedente que debemos caracterizar. No puedo agregar mucho más, solo invito a los lectores a estudiar el texto de Judith para tratar de comprender sus palabras finales: “el regreso fantasmal de Marx no puede ser el nombre de una tarea dada, sino que necesariamente debe transformarse en una tarea”. Lo contrario es “Inmovilizar el nombre de Marx, deshistorizar su pensamiento con el fácil pretexto de una supuesta (y falsa) lealtad (…)”.

“En definitiva, si el legado no es un hecho sino una tarea, asegurémonos de que cada vez que digamos ‘de Marx en adelante’, la expresión siga indicando la fuerza que nos empuja hacia adelante. Derrida escribe: “Si ‘a partir de Marx’ nombra un futuro tanto como un pasado, el pasado de un nombre propio, es porque lo propio de un nombre propio siempre quedará por venir”.

“Volvamos a Toni. Me parece que la persona que escribió ese cuaderno sobre los Grundrisse hace cuarenta y cuatro años, que precisamente eligió titular Marx más allá de Marx, también tiene ese tipo de legado. Si su nombre, Toni, nombra un pasado ˗el suyo, el nuestro: evidentemente también un pasado˗, tengamos cuidado: el pasado de ese nombre propio no puede, ni debe, borrar el pasado de ese nombre propio, que siempre queda por venir”. 

“Y de ello somos responsables hoy, todos y cada uno de nosotros. La herencia no es un hecho, la herencia es una tarea”. En muy pocas palabras, diríamos: quisiéramos que muchos de nosotros que conocimos a Negri y su obra teórica y política pudiéramos proclamar: ¡Negri más allá de Negri!

De alguna manera, unos cuantos años antes de su muerte, Negri nos indicó que la tarea anticapitalista era la suya y también tiene que ser la nuestra. Lo dice a propósito de la organización del “común”, quejándose de que pasó su vida tratando de resolver esa tarea sin lograrlo. “Ese es el camino y seguirlo permite la dialéctica de resistencia y subversión, desestabilizar el poder enemigo y deconstruir el sistema de producción, por lo tanto, prepararse para la conquista del común y la construcción de instituciones del común. Todavía queda un largo camino por recorrer y las lagunas organizativas, los tiempos vacíos de la empresa subversiva, están dando sus frutos”. La lectura de esa parte del tercer volumen de su autobiografía que incluimos en este número es muchísimo mejor que lo que por ahora hemos podido expresar en medio del impacto emotivo y de los retos que nos esperan en esa tarea, para recoger el término utilizado por su compañera Judith.

Los desafíos de la tarea son múltiples y complejos. Asistimos a un verdadero nuevo orden global con sus rasgos genocidas, sus formas represivas de las movilizaciones migratorias en todo el planeta y su ausencia de compromiso frente a los efectos del cambio climático que conducirá a la destrucción de nuestra casa común. Es un nuevo espacio en el cual ya no hay lugar para la clásica figura colonial o imperialista que permitía la expansión de un Estado-nación más allá de sus fronteras para controlar otros estados y sus pueblos, sino que vivimos el despliegue de otra estructura de poder, con una constitución mixta como la que describió Negri en Imperio, que no significa un estado global ni una estructura de gobierno centralizada, sino un nuevo orden planetario, en medio de procesos de homogeneización y heterogeneidad complejos. No estamos ya, por lo tanto, frente a lo que algunos han llamado el nuevo imperialismo norteamericano posterior a la caída del Muro de Berlín, sino al nuevo orden del Imperio, que responde al “capital colectivo global”, que es esencialmente capitalista, y ya no exclusivamente norteamericano, en el cual participan en feroz competencia los estados nacionales dominantes, es decir, los capitalistas estadounidenses al igual que sus homólogos europeos o asiáticos, en el entramado complejo de corporaciones e instituciones transnacionales.

 Estamos frente a la urgencia de avanzar en el entendimiento de la Multitud y su organización, para que ese conjunto de singularidades, que operan como un enjambre, accedan a una verdadera democracia directa para desestabilizar el poder enemigo y deconstruir el sistema de producción, tarea que tiene todavía por delante un largo camino por recorrer, como bien lo advierte Negri en sus palabras del texto La eternidad nos abraza. La posta de la tarea que está en Negri, pero también más allá de él, está en nuestras manos.

Como lo sintetizan bien Zusman y Quintar, “el Imperio que hoy gobierna el mundo, está compuesto por una serie de organismos nacionales y supranacionales unidos bajo una sola lógica de dominio. Es una nueva forma del poder soberano, caracterizado por un aparato de gobierno descentrado y desterritorializado que, en forma progresiva, incorpora dentro de sus fronteras abiertas y en expansión a la totalidad del reino global transformando la cartografía imperialista que caracterizó a la modernidad”9 .

Es también el tiempo de la caracterización de los nuevos términos de la explotación o apropiación del capitalismo contemporáneo, que reemplace el caduco entendimiento de la clásica plusvalía y, por ende, del régimen salarial, para encarar otro entendimiento que explique las formas múltiples aún no plenamente descifradas de la explotación capitalista, en la dirección de anteponer a la teoría del valor-trabajo la relación de explotación capitalista, más allá de las preocupaciones y elucubraciones derivadas de una cuantificación imposible10 .

Y, en fin, estamos frente a la urgencia de avanzar en el entendimiento de la Multitud y su organización, para que ese conjunto de singularidades, que operan como un enjambre, accedan a una verdadera democracia directa para desestabilizar el poder enemigo y deconstruir el sistema de producción, tarea que tiene todavía por delante un largo camino por recorrer, como bien lo advierte Negri en sus palabras del texto La eternidad nos abraza, incluido en este número de la Revista. La posta de la tarea que está en Negri, pero también más allá de él, está en nuestras manos.

Me refiero a mi intervención, previa a su Conferencia “Lo común más allá de lo público”, en esa fecha, en el abarrotado Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia, publicada bajo el título “Negri: Una expresión del Común”, Revista Izquierda N.º 31, marzo de 2013, Bogotá, Colombia.

Antonio Negri y Michael Hardt. Declaración, Ed Akal, Madrid, 2012.

Antonio Negri, Vencedor. Sergio Fontegher Bologna. Publicado por Euronomade, enero 2024
 
Massimo Cacciari. El pensamiento revolucionario de Toni Negri no puede terminar: esto es en lo que creyó toda su vida. La Stampa, diciembre 2023.
 
Judith Revel, “A veces regresan los fantasmas”, publicada por Euronomade el 28 de enero de 2024, y que corresponde al Discurso pronunciado por ella en el ESC (Roma), el 27 de enero de 2024, durante la jornada de Toni Negri Que la eternidad nos abrace.

Judith nos recuerda lo que dice Plutarco en Las vidas paralelas: “Los atenienses habían conservado el barco durante unos mil años, y continuaron reemplazando la madera que poco a poco se pudría por madera nueva y sana. Por eso, más tarde, los filósofos siempre se referían a este medio en sus debates sobre el crecimiento de las cosas, de modo que algunos creían que era y seguía siendo el mismo barco, otros, por el contrario, que ahora era un barco completamente diferente”.

Michael, HARDT y Antonio NEGRI. Empire, Twenty year on. New Left Review N.° 120, nov-dic 2019. Su traducción está incluida en Aprender a Volar, Negri, Antonio y Moncayo Víctor Manuel, en Ediciones Aurora, Bogotá, 2021.

Ver V.M Moncayo C, Imperialismo en el Imperio. El caso de la misión de la Brigada SFAB, en Revista Izquierda N.° 87, junio 2020.

ZUSMAN, Perla y QUINTAR, Aida. Éxodo y Ciudadanía Global en la construcción del Contra-Imperio., a propósito de Exodus and Global Citizenship in the Contraempire. Migrants’ role in the creation of a “new place” in “the non-place”, Antonio Negri and Michael Hardt (Abstract). Revista Scripta Nova, Vol 5 (2001). Universitat de Barcelona.

10 Ver Moncayo, V.M. Marx: Acontecimiento anticapitalista El sometimiento real de la fuerza de trabajo al capital sin la necesidad del trabajo asalariado. Tercera Parte. Revista Izquierda N.° 77, diciembre 2018.

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