Carolina Jiménez Martín
Profesora del Departamento de Ciencia Política
Universidad Nacional de Colombia
Comunidad en movimiento: tensión entre lo constituyente y lo constituido
La rebelión social y popular de abril de 2021 en Colombia exhibió una conjunción de dinámicas destituyentes y constituyentes que expresaban, por un lado, un rechazo al orden social vigente y, por el otro, procesos de producción de poder social desde abajo capaces de anidar prácticas y sistemas de relaciones de carácter contrahegemónico.
Justamente, el triunfo electoral de la fórmula Gustavo Petro y Francia Márquez en 2022 se explicó, en buena medida, por ese despliegue de rebeldía que lo antecedió. De ahí que en ese momento ya surgía una serie de interrogantes acerca de
Surtidos un poco más de año y medio del gobierno progresista de Gustavo Petro se han podido advertir las dificultades encaradas, las cuales provienen tanto de las reacciones sistémicas de las clases dominantes, como de las entrañas mismas del gobierno.
En efecto, y como el mismo presidente lo advirtió, “El poder todavía lo tienen otros”. Y esos poderes de facto, pese al adelgazamiento de su capacidad hegemónica, han operado –combinando múltiples formas del ejercicio del dominio– como un factor inmovilizador y de defensa del orden social vigente.
Sin embargo, la dificultad gubernamental para animar un proyecto político y un horizonte de visibilidad realmente alternativo ha actuado, en una suerte de gatopardismo2, como factor estabilizador del régimen de dominación de clase.
Si bien el presidente ha situado debates fundamentales de crítica al régimen imperante, entre los que se destacan el ataque a las expresiones criminales y mafiosas del capitalismo imperante en Colombia y a los órdenes de la violencia en los que se soporta; el rechazo a la mercantilización de los derechos consagrados en la Carta del 91, especialmente los de educación, salud, pensión y alimentación; la condena de las diversas formas de sobreexplotación del mundo del trabajo; el repudio a la hiperconcentración de la tierra, y la manifiesta preocupación por la crisis climática y la carbonización de la economía, estos no han logrado aupar el conjunto de transformaciones requeridas. Ello se explica, entre otras cosas, por los liderazgos de algunos ministerios que aún no parecerían situar con suficiente claridad la necesidad de transitar en rutas realmente alternativas, arrastrando consigo las improntas que dejó en la fase inicial la política de la conciliación de clases.
Las diferentes expresiones del movimiento social y popular se comportan en este escenario en algunos casos expectantes, en otros inmovilizados por ciertas dinámicas de cooptación institucional y, en el mejor de todos, en una suerte de alistamiento latente para el despliegue movilizador que reclama la actual coyuntura.
La apertura de un proceso constituyente y un golpe de timón
El presidente Gustavo Petro parece leer con claridad lo que acontece. De ahí que, en aquel lugar emblemático de la resistencia de 2021, en Puerto Resistencia (Cali), anunció el pasado 15 de marzo la necesidad de abrir un proceso constituyente:
El anuncio de la constituyente ha despertado múltiples inquietudes, incluso provenientes de sectores que hacen parte de las fuerzas de izquierda.
Las fuerzas de derecha, en voz de su líder natural, el expresidente Álvaro Uribe, han señalado que
Para sectores de las entrañas del santismo, en la vocería de Humberto de la Calle, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente es el eje populista de la campaña electoral de Petro:
Y finalmente, algunas fuerzas sociales y políticas del progresismo han alertado sobre la posibilidad de perder algunos derechos ganados en la Carta del 91 si no se logra una correlación de fuerzas favorables a la propuesta del gobierno del cambio. Entre otros destacan los vinculados con las comunidades indígenas y las personas con orientaciones sexuales diversas.
Para las diferentes fracciones de la clase dominante, incluso pese en la fractura interna que sufrió el bloque en el poder entre el santismo y el uribismo, resulta claro que una apelación al constituyente primario abre y activa un acumulado de energías rebeldes que mostraron su fuerza destituyente/instituyente el pasado 2021. De ahí su temor y reticencia a que se curse este camino.
La rebelión social y popular de abril de 2021 en Colombia exhibió una conjunción de dinámicas destituyentes y constituyentes que expresaban, por un lado, un rechazo al orden social vigente y, por el otro, procesos de producción de poder social desde abajo capaces de anidar prácticas y sistemas de relaciones de carácter contrahegemónico.
Para los sectores más tímidos –por no decir reformistas– del progresismo, su evasión a apoyar un proceso constituyente parecería indicar una suerte de comodidad con el gatopardismo en curso, posición política inexplicable ante la imposibilidad de facto de impulsar una agenda del cambio.
El curso de este año y medio de gobierno indica que bajo la estrategia imperante se asiste a la pérdida de una oportunidad histórica. Avanzar en un horizonte constituyente puede abrir y habilitar condiciones importantes para impulsar las transformaciones que demanda la sociedad colombiana. De ahí el carácter estratégico de este llamamiento hacia la conformación de las asambleas populares y los comités de coordinadoras populares, en síntesis, a la construcción del poder popular desde abajo.
Los desafíos y riesgos son múltiples, no hay que subestimarlos, pero estos no pueden configurarse en factores inmovilizadores de la acción y movilización popular. La crisis civilizatoria reclama una movilización del pensamiento sobre el horizonte de visibilidad que queremos y requerimos cursar. Recuperando a Enzo Traverso (2023: 21-22 y 31), en su reciente libro Revolución. Una historia intelectual:
El curso de este año y medio de gobierno indica que bajo la estrategia imperante se asiste a la pérdida de una oportunidad histórica. Avanzar en un horizonte constituyente puede abrir y habilitar condiciones importantes para impulsar las transformaciones que demanda la sociedad colombiana. De ahí el carácter estratégico de este llamamiento hacia la conformación de las asambleas populares y los comités de coordinadoras populares, en síntesis, a la construcción del poder popular desde abajo.
1 Estrada Jairo, Carolina Jiménez y José Francisco Puello-Socarrás (2023), La rebelión social y popular de 2021 en Colombia, CLACSO, pp. 14-15.
2 “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. ¿Me explico? […] ¿Y qué ocurriría entonces? ¡Bah! Negociaciones punteadas con inocuos tiros de fusil, y luego todo seguirá lo mismo, pero todo estará cambiado. (…) Una de estas batallas en las que se lucha hasta que todo queda como estuvo”. Giuseppe Tomasi di Lampedusa: El gatopardo (1959).
3 Discurso de presidente Gustavo Petro en Cali, Puerto Resistencia: Movilización por la vida. Marzo 15 de 2024. Recuperado en: https://www.ivoox.com/discurso-presidente-petro-cali-puerto-resistencia-movilizacion-audios-mp3_rf_126619372_1.html
4 Video de Álvaro Uribe en su cuenta oficial de X el 31 de marzo de 2024. https://x.com/alvarouribevel/status/1774399130342764562?s=51&t=YSkPeJhLh_KQ2B3u5G5O8Q
5 Humberto de la Calle “Es el 2026, estúpido”. En: https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/es-el-2026-estupido-columna-de-humberto-de-la-calle-3326278
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