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A 100 años del nacimiento de Orlando Fals Borda
El pensador del “espíritu creativo popular” y de la utopía raizal

Jorge Gantiva Silva

Filósofo

 Universidad Nacional de Colombia

Profesor Titular Universidad del Tolima

 

I. El aporte histórico e intelectual de Fals Borda

En el maremágnum de la confusión y crisis de los paradigmas y visiones occidentalistas y colonialistas de los tiempos modernos, el pensamiento de Orlando Fals Borda emerge como horizonte que remueve los cimientos de la “ciencia normal” y cimenta un proyecto anticapitalista de superación del “colonialismo intelectual” y de la cultura dominante. Su filón crítico apunta al despliegue del reconocimiento y el empoderamiento de la “causa popular” y el “socialismo raizal” como fundamento de una ciencia social crítica latinoamericana y caribeña que desborda los cánones del mundo epistémico tradicional del pensamiento capitalista eurocéntrico y colonial. Como sociólogo, historiador y revolucionario removió los espectros de la historia “desde arriba” y del pensar “eurocéntrico” capitalista. Supo mantener un diálogo creador entre la investigación social y la acción colectiva, entre la elaboración teórica y la praxis social y política como punto nodal de su propuesta de valoración del “conocimiento vivencial”, “superación de eurocentrismo” y creación del “socialismo raizal”. Su eje analítico consistió en despojar a la “ciencia normal” de Occidente de sus pretensiones de cientificidad y “elitización” e instalar una ciencia social crítica liberadora del “espíritu popular”. Su fuerza creadora, su elan (entusiasmo) o su iluminación (Benjamin) consistió en desplegar la rebelión “sentipensante” de los “de abajo”, de lo popular y de lo alternativo “subversivo” anticapitalista. 

Junto con Gabriel García Márquez y Camilo Torres Restrepo, ampliamente reconocidos a nivel mundial como creadores originales y universales del “sentipensar” rebelde y emancipador, puso las bases para la emancipación del saber y la cultura. En particular, la investigación-acción participativa (IAP), como columna central del proyecto teórico y político, desató el “espíritu creativo popular”, el Kaziyadú (despertar) de los pueblos y de las comunidades. Como sociólogo, historiador y científico social se inspiró en la fuerza creadora del “espíritu revolucionario” de la época, la emergencia de los movimientos populares y pensamiento del marxismo crítico, procesos complejos de la crisis del capitalismo epocal. El filón “sentipensante” se asienta precisamente en la valoración de la “ciencia propia”, los saberes populares y la “cultura anfibia”, nociones claves en el empoderamiento del mundo campesino y popular que desató la “subversión” creativa y cimentó el proyecto del socialismo raizal. 

Entre la segunda mitad del siglo XX e inicios del presente, Orlando Fals forjó un pensamiento original que plasmó en libros, ensayos, cartillas, experiencias, metodología de investigación IAP, sistematizaciones de experiencias, intervenciones institucionales, políticas y culturales, publicación de revistas, fotografías, canciones y vivencias colectivas. Su trabajo de producción teórica y práctica fue muy amplio y diverso. Participó en innumerables vivencias, investigaciones y experiencias signadas por la desmesura de la vorágine de la violencia, la valoración de las revoluciones (Cuba, México, Bolivia), el estallido de las rebeliones populares de los años sesenta y setenta, la crítica radical del positivismo y del funcionalismo norteamericano, el reconocimiento del marxismo revolucionario, la crítica profunda del reformismo, el liderazgo en los procesos de paz, la participación creativa en la Asamblea Nacional Constituyente, el compromiso militante en varios proyectos políticos (Frente Unido de Camilo Torres Restrepo, el Movimiento campesino de la Anuc Línea Sincelejo, Colombia Unida, los Movimientos Regionales, el Frente Social y Político, la Alternativa Democrática y el Polo Democrático Alternativo), en los cuales desempeño una labor de liderazgo intelectual y moral; compartió y orientó varios proyectos internacionales de cooperación, investigación y construcción de alternativas sociales, culturales y pedagógica en América Latina y el Caribe; así mismo, promovió diversas experiencias de carácter comunitario, educativo y cultural (Fundación La Rosca, Fundación Caribe, la revista Alternativa). Fue un entusiasta impulsor de la cultura popular, de la música y de los juglares del Caribe, en particular, con David Sánchez Juliao y Máximo Jiménez. De igual manera, Orlando Fals Borda participó en varias iniciativas de los movimientos internacionales de cooperación, solidaridad y avances de la ciencia propia y “subversiva”. 

  En el maremágnum de la confusión y crisis de los paradigmas y visiones occidentalistas y colonialistas de los tiempos modernos, el pensamiento de Orlando Fals Borda emerge como horizonte que remueve los cimientos de la “ciencia normal” y cimenta un proyecto anticapitalista de superación del “colonialismo intelectual” y de la cultura dominante. Su filón crítico apunta al despliegue del reconocimiento y el empoderamiento de la “causa popular” y el “socialismo raizal” como fundamento de una ciencia social crítica latinoamericana y caribeña que desborda los cánones del mundo epistémico tradicional del pensamiento capitalista eurocéntrico y colonial.

En los momentos aciagos de la historia mundial y de Nuestra América supo interpretar, organizar y proyectar una perspectiva crítica y liberadora. Su trabajo de “intelectual orgánico” según la noción de Gramsci, se desenvolvió en un ambiente de coherencia, creatividad y entusiasmo creador que ha perfilado un horizonte de pensamiento al enriquecer la ciencia social crítica latinoamericana y caribeña, los saberes y la cultura popular, y potenciar la estrategia emancipadora del “socialismo raizal”. Su militancia vivencial con los campesinos, los jóvenes y las comunidades, se apoya en la terrenalidad de la vida de los campesinos, de los trabajadores y de los “de abajo”. El proyecto intelectual de Orlando tenía los pies en la tierra, el corazón en el pueblo creador y la mente en la utopía raizal, desplegada en devenir del aquí y del ahora, en la experiencia concreta y vivencial de la emancipación humana y popular. Su idea de revolución se entretejía en la trama de la creatividad y el conocimiento vivencial, el socialismo raizal que en los tiempos actuales perfiló como un proyecto de lo “lo común”, sostenido por el “espíritu creativo popular” que replanteaba los paradigmas imperantes y dialogaba con los paradigmas emergentes que abrían un nuevo horizonte del pensamiento en medio de las transformaciones epocales del capitalismo. Sus últimas preocupaciones se centraron justamente en la comprensión, diálogo y creación de los referentes, procesos y formas de los paradigmas emergentes que despuntaban tras la crisis global de la civilización de Occidente, el colapso del “socialismo real” y la emergencia de nuevas líneas de pensamiento, sin perder el horizonte de la liberación. Su preocupación se centró en la múltiple articulación entre lo popular, los campos creativos del marxismo crítico y los desafíos de los paradigmas emergentes. 

Sus contribuciones teóricas e investigaciones abarcaron múltiples campos. Tras la superación de las amarras del funcionalismo y del positivismo, Orlando Fals Borda formuló el concepto de ciencia propia y “subversiva” y emprendió una crítica contra el colonialismo intelectual que expuso en su obra clásica: Ciencia propia y colonialismo intelectual y desarrolló a lo largo de una amplia producción teórica en un trabajo pionero en la Conferencia Mundial de Ciencias Sociales en Cartagena de Indias en 1977: Por la praxis. El problema de cómo investigar la realidad para transformarla. Sobresalen de manera singular las investigaciones sobre La violencia en Colombia, con Germán Guzmán y Eduardo Umaña Luna (2 tomos); Los campesinos de los Andes; El hombre y la tierra en Boyacá, Historia de la cuestión agraria en Colombia, y su obra cumbre La Historia doble de la costa (4 tomos). A lo largo de su existencia Fals Borda abordó varios tópicos de la reflexión teórica y epistemológica que enriquecieron el corpus de la ciencia social crítica en decenas de ensayos, estudios y experiencias sobre la “subversión” en América Latina, la democracia participativa, el reordenamiento territorial, el Estado Regional Unitario, la teoría del cambio social y de la “subversión”, las culturas populares y la organización de los pueblos originarios, de los pueblos afrodescendientes, de las experiencias comunales, campesinas y populares y el proyecto político del socialismo raizal. 

El momento histórico compromete una redefinición de los términos de la “ecuación” de la resistencia y de la emancipación. Orlando Fals Borda ofrece un horizonte de pensamiento que abre caminos y posibilita repensar la estrategia de superación de la crisis de la civilización capitalista. Para ello, es fundamental saber con qué ideas, culturas y visiones asumimos el reto de defender la vida y la humanidad. Desde esta perspectiva, adquiere el mayor sentido reconstruir el horizonte del pensamiento y la praxis liberadora.

Desde el punto de vista teórico y epistemológico Fals Borda profundizó el pensamiento crítico, en particular, enriqueció el marxismo crítico, apoyándose en experiencias internacionales y debates contemporáneos; destacó de manera relevante la filosofía de la praxis de Antonio Gramsci y el pensamiento crítico latinoamericano, reconfigurando la nueva subjetividad plural, tras superar el breve periodo del funcionalismo norteamericano que condensó en su primera gran investigación Los Campesinos de los Andes. Entre sus obras que enriquecieron el pensamiento crítico y profundizaron el paradigma de la rebelión y la reflexión histórica y cultural de los pueblos y comunidades, se destacan, entre otras, la ya referenciada Ciencia propia y colonialismo intelectual que cimenta su teoría de la ciencia rebelde, sintetiza los nudos centrales de la investigación social e instala en el horizonte epistemológico la teoría de la ciencia propia, esto es, la “ciencia subversiva” de la rebelión de los pueblos. 

Desde los inicios de la década del setenta en Por la praxis. El problema de cómo investigar la realidad para transformarla condensó críticamente los límites de la “ciencia normal” y los abismos de las filosofías idealistas y funcionalistas para redimensionar el universo vivencial de los saberes de los pueblos, el “sentido común”, el “espíritu creativo popular” y la perspectiva creadora de la ciencia social crítica. Orlando Fals Borda fue sensible además a la comprensión de las nuevas problemáticas y debates sobre el conocimiento y la cultura a la luz de los nuevos enfoques críticos que buscaban superar los atolladeros de la modernidad capitalista. En algunas ocasiones hacía referencia a los debates planteados por la teoría de la posmodernidad, las “revoluciones científicas”, los enfoques de la complejidad y de las subjetividades críticas. Su método consistió en mantener una discusión abierta y crítica, sin perder la fuerza creadora del “espíritu popular” y la praxis transformadora de los pueblos que esculpió en la figura del Kaziyadú y del “socialismo raizal”, reconocimiento que incorpora los aportes de la teología de la liberación, en particular, el ejemplo y la obra de Camilo Torres Restrepo y del marxismo revolucionario, ecosocialista e internacionalista.  

Fals Borda fue un creador del pensamiento que mantuvo su ideario y su práctica, animado por el manantial de la creatividad popular y la idea de la liberación de los pueblos. Su método de la Investigación-Acción Participativa (IAP) es coherente con el proyecto de la “ciencia subversiva” y de la utopía raizal. Si bien Fals Borda estuvo abierto a las ricas tradiciones de los pueblos y de las nuevas corrientes del pensamiento nunca fue aséptico, ni ecléctico; por el contrario, mantuvo la coherencia de reconocer el marxismo revolucionario y el pensamiento crítico latinoamericano. La enseñanza de la obra de Orlando destacó el papel protagónico de Nuestra América como existencia y sentido de los saberes y de las culturas populares, enriquecido y proyectado en la imaginativa popular y liberadora de las experiencias y vivencias de nuestros pueblos. 

II. Tributo al “sentipensante” mayor: la MAGA de los pueblos

En los tiempos aciagos de incertidumbre y de barbarie que vivimos, Fals Borda desempeña un papel crucial para la superación de incertidumbre, el agobio ante la guerra y la crisis civilizatoria capitalista. Según el acrónimo imperial MAGA (Make America Great Again) que sintetiza el magma del discurso, el dominio y el símbolo de la ideología neoconservadora del actual régimen de “guerra de excepción permanente” que representa Donald Trump y el capitalismo transnacional big tech, los pueblos, las comunidades, las culturas y el pensamiento crítico enfrentan el mayor desafío de los últimos tiempos. Se trata de enfrentar la mayor amenaza a la vida, la naturaleza y la humanidad. En esta nueva fase de la dominación imperial y colonial, Ignacio Ramonet ha propuesto la contraofensiva de la MAGA de Trump con una nueva estrategia “subversiva”: la Guerrilla semiológica: Maga contra Maga (La Jornada, 21 de enero de 2025), esto es, la MAGA de los mártires y pueblos del Tercer Mundo contra el imperio (Mohammed Mossadegh, Jacobo Árbenz, Joao Goulart, Salvador Allende). Ahora se trata de enriquecer el universo de la MAGA de los pueblos, con el reconocimiento de la rebeldía de los jóvenes, de las mujeres y de los pueblos; con las figuras estelares de la resistencia: Amílcar Cabral, el Che Guevara, Camilo Torres, Rosa Luxemburgo, María Cano, las Madres y Abuelas de Mayo y la resistencia del pueblo palestino. 

Desde el “espíritu creativo popular” de Orlando Fals Borda se trata de reinventar la MAGA sentipensante de Nuestra América basada en la sabiduría de las mujeres, de las brujas liberadoras, de la cultura anfibia, las subjetividades plurales, en particular, el protagonismo de los campesinos, de los pueblos originarios y de las resistencias comunitarias y populares, aunando la riqueza de los movimientos sociales, de los trabajadores, la resistencia de las juventudes, de las ciudadanías rebeldes, de las luchas anticapitalistas de los movimientos por la paz y la liberación. En efecto, se trata de producir una contraofensiva a la guerra imperial y devastación universal con la “batalla cultural” del pensamiento y de la acción colectiva. Siguiendo la metáfora de Slavoj Zizek es preciso emprender un “contragolpe absoluto” (Gegenstoß), figura hegeliana que evoca la determinación liberadora de traspasar el momento catastrófico de la devastación del Imperio/capital. Ante la soberbia de la MAGA imperial, la MAGA sentipensante falsbordiana permite repensar el horizonte de las luchas de los pueblos. En esa idea Luis Arizmendi y Jorge Beinstein, Tiempos de peligro: Estado de Excepción y guerra mundial (Plaza y Janés 2018), asumieron los términos de la crisis del capitalismo epocal y los puntos nodales de la emancipación. 

El momento histórico compromete una redefinición de los términos de la “ecuación” de la resistencia y de la emancipación. Orlando Fals Borda ofrece un horizonte de pensamiento que abre caminos y posibilita repensar la estrategia de superación de la crisis de la civilización capitalista. Para ello, es fundamental saber con qué ideas, culturas y visiones asumimos el reto de defender la vida y la humanidad. Desde esta perspectiva, adquiere el mayor sentido reconstruir el horizonte del pensamiento y la praxis liberadora. El Destino Manifiesto ‒designio imperial‒ ha operado como “saga” hegemónica de la estrategia geopolítica, cuyas expresiones recurrentes son las conquistas territoriales, las guerras, los golpes de Estado, el genocidio y la barbarie supremacista. La burguesía y las clases dominantes sellaron su modelo como “mandato imperial” que desata el caos global y la barbarie de destrucción de la vida, de la cultura y de la dignidad. Repensar el sentido de las transformaciones epocales y de los proyectos alternativos como potencia de la “voluntad popular” de comunidades y pueblos, implica resignificar el tiempo histórico, las mutaciones epocales del capitalismo y los modos de agenciamiento de la guerra y de la barbarie. En esta perspectiva, exige una redefinición del campo popular, de las autonomías y el constructo de pensamiento para enfrentar la guerra imperial y la “batalla cultual”. Se trata de fortalecer el universo de las subjetividades plurales contra el Imperio/Capital en el horizonte de superar la lógica del capitalismo y reconstruir la nueva “ecuación social” de superación de la civilización capitalista. 

  La idea es desplegar y perfilar el curso estratégico de la construcción del nuovo ordine en tiempos del capitalismo corporativo transnacional y del convulso “mundo grande y terrible” suscitado por el “régimen de guerra permanente” y la expansión del “americanismo”. A lo largo de este momento catastrófico mantener el “espíritu creativo popular”, como lo plantearon Gramsci y Fals Borda, consolida el empoderamiento de los movimientos sociales, de las comunidades y de las autonomías territoriales que desafían las visiones y prácticas “estado-céntricas” y confrontan las lógicas de los proyectos corporativos, coloniales y patriarcales.

La idea es desplegar y perfilar el curso estratégico de la construcción del nuovo ordine en tiempos del capitalismo corporativo transnacional y del convulso “mundo grande y terrible” suscitado por el “régimen de guerra permanente” y la expansión del “americanismo”. A lo largo de este momento catastrófico mantener el “espíritu creativo popular”, como lo plantearon Gramsci y Fals Borda, consolida el empoderamiento de los movimientos sociales, de las comunidades y de las autonomías territoriales que desafían las visiones y prácticas “estado-céntricas” y confrontan las lógicas de los proyectos corporativos, coloniales y patriarcales. En este ciclo de crisis sistémica se abre entonces el horizonte del “común” como posibilidad histórica de reconstrucción de la ecuación social y de la hegemonía popular, cuya estatalidad transitoria funda el momento constitutivo de la reinvención epocal sobre el cual desafía el capitaloceno, el colonialismo y la necropolítica. Su disposición creadora reclama un vigoroso movimiento de las comunidades, del pensamiento crítico, de la creación cultural, del empoderamiento de las nuevas formas asociativas de producción y de cooperación societal como horizonte estratégico de la emancipación y del Nuevo Orden Societal (NOS). Desde esta arista, el Demos convida el NOS como “espíritu” liberador. Esta potencia con-vida a crear y transformar el mundo de la vida (Hipótesis sostenida en la revista Aquelarre No. 30, 2025).

En este sentido, la nueva “ecuación social” rompe con las formas tradicionales, jerárquicas y despóticas de la modernidad tardía, destaca las nuevas formas de vivir, senti-pensar y producir la vida, la dignidad y la realización libre de la humanidad. “El común” como idea-fuerza replantea la creación de una nueva formación histórico-social, y exige un potenciamiento de las “clases subalternas”, de las culturas populares, de la historicidad de los pueblos, de los territorios, de las ciudadanías rebeldes y de las comunidades en lucha contra el Imperio/capital. La “comunidad que viene”, es una forma histórica potenciada en la cultura viviente de la resistencia y creatividad popular. Emerge en la fuerza creadora del poder obedencial que fundamenta los proyectos y la praxis de la emancipación. En esta línea de pensamiento, Orlando Fals Borda mantuvo vivo el espíritu revolucionario de pensar y transformar la realidad. En Kaziyadú y Ante la crisis del país. Ideas-acción para el cambio, formuló varias pistas y pautas para cimentar una estrategia esperanzadora de rebelión, creatividad y emancipación, esto es, la utopía raizal sentipensante de los seres “hicoteas” y de la cultura anfibia anticapitalista.

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