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A propósito de las elecciones en Argentina

Beatriz Rajland

Doctora en Derecho Político por la Universidad de Buenos Aires

Profesora consulta de la Facultad de Derecho de la UBA 

Vicepresidenta de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP)

Integrante de la Corriente Política de Izquierda

 

Introducción

Una vez más después de la reinstitucionalización constitucional a la que se la ha denominado democracia , ocurrida en 19831 Argentina tiene elecciones presidenciales para los próximos cuatro años. En efecto en 1983, se registra el fin de la dictadura genocida, cívico-militar-eclesiástica que usurpó el gobierno desde 1976.

Las elecciones en realidad no son sólo presidenciales sino también para la elección de diputados y senadores nacionales, así como de gobernador, legisladores e intendentes de la provincia electoralmente más nutrida que es la Provincia de Buenos Aires, y gobernadores, senadores y diputados en Mendoza, Catamarca, Entre Ríos junto con el Jefe de Gobierno de Ciudad de Buenos Aires y legisladores. 

Sin embargo, sin duda, es la figura presidencial, en un país esencialmente presidencialista, la que adquiere mayor relevancia. Y claro que es relevante en el devenir político de Argentina.

https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20230814-argentina-qui%C3%A9nes-son-los-principales-candidatos-para-las-presidenciales-del-22-de-octubre

Contexto electoral

La Argentina se encuentra en un proceso de crisis profunda económica, social, política, cultural, civilizatoria, no ajena a la crisis que hoy es mundial. Y en esa crisis destaca un proceso inflacionario que ya era del 50 % con el gobierno anterior del Presidente Macri y que hoy es de 130 o 140 % anual, con posible derivación a una hiperinflación, lo que se agudiza con la puja electoral. Con un 40,1 % de población bajo el nivel de pobreza, 9,3 % de indigencia, con 6 de cada 10 niños sumidos en la pobreza. Nos dicen que subió la producción, y es cierto, que bajó el índice de desocupación, y es cierto, es ahora de un 6 %. ¿Entonces? El problema central es que no se distribuye. Empresarios, productores del agro y bancos han recibido en los últimos años fabulosas ganancias, mientras los salarios se han mantenido en un nivel bajo que no alcanza a cubrir las necesidades básicas de consumo. A ello se suma el llamado trabajo precario, fuera de la ley de contrato de trabajo y, por tanto, fuera de convenios y paritarias, fuera de la garantía de servicios sociales conquistados hace ya un largo tiempo, y el aumento de la venta ambulante. O sea, productividad y enriquecimiento para las clases dominantes, empobrecimiento para las clases populares. Hoy hay familias, niños, adolescentes, que sólo pueden comer una vez al día y habitualmente en comedores populares diligenciados por los movimientos sociales. Hay también una red importante de subsidios de ayuda o planes sociales que por un lado no alcanzan a satisfacer las necesidades y que por otro lado están cuestionados por los propios beneficiarios que lo que exigen es trabajo genuino y derechos en consecuencia. Agreguemos también las bajas jubilaciones y pensiones, que ya con el gobierno anterior se habían depreciado en un 20 % y que han seguido deteriorándose en esta escala inflacionaria.

Un papel central en esta crisis lo desempeña la deuda-estafa contraída por el gobierno macrista en 2018 con el Fondo Monetario Internacional por la suma de 55.000 millones de dólares, de los cuales se efectivizaron 44.000 millones. Decimos estafa porque no pasó por el Congreso como lo indica la Constitución, supera la capacidad de crédito que pudiera tener la Argentina de acuerdo a su participación en el FMI, violenta los propios estatutos de ese organismo, no fue utilizada en beneficio del pueblo y, por tanto, la consideramos “odiosa”, ilegal e ilegítima”. Además, y esto es crucial, esa altísima suma se fue al campo de la especulación financiera, pago de algunas deudas, incluidas las de los fondos buitres, y favoritismo para negociados de amigos del gobierno que sacaron del país ese dinero derivado hacia cuentas en el exterior.

Correspondía como fue planteado por el movimiento popular suspender el pago de esa estafa e investigar si había algo de deuda genuina, pero el gobierno que le siguió, el actual de Alberto Fernández, aunque formuló críticas a la toma de ese compromiso con el FMI, convalidó y por tanto legitimó esa deuda-estafa, con un acuerdo de pago con el FMI que una vez más, hipoteca el patrimonio y la vida misma del pueblo de Argentina. El acuerdo estableció dos años de stand by, con aportes del FMI para hacer frente a los propios pagos y desde 2025, pagos genuinos de capital e intereses.

El FMI audita cada tres meses el “cumplimiento” de las pautas fijadas, con lo que afecta nuestra soberanía y va imponiendo las condiciones habituales del organismo: devaluación, llevar a cero el déficit fiscal, comenzar a exigir reformas laborales y previsionales, ajustes de tarifas y de precios.

Esta introducción nos ubica en la problemática de hoy ante las elecciones. En efecto, el estado catastrófico del país luego del gobierno macrista de la coalición Juntos por el Cambio y del de Alberto Fernández de la coalición Frente de Todos (peronista) que le siguió ha significado una más profunda crisis de representación política, aumentado la desconfianza en la dirigencia política, quebrado las ilusiones que pudieran haber respecto al actual gobierno de un presidente propuesto por la lideresa política más importante del peronismo: la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner .

Es verdad que le tocó enfrentarse con la pandemia, una aguda sequía, las consecuencias económicas de la guerra entre Ucrania y Rusia, argumentación que suele utilizar la dirigencia del peronismo. Acontecimientos graves, sin duda, pero que no justifican no haber llevado a cabo políticas que defendieran, garantizaran un mínimo de independencia y soberanía frente a los capitales más concentrados y la potencia imperialista que representan los Estados Unidos.

Tuvo muchas oportunidades para hacerlo (y no lo hizo) de nacionalizar empresas que se defaultearon a costa de los bancos nacionales, o las vías navegables por donde salen las exportaciones más importantes (incluidas las del narcotráfico), terminando con el negocio privado de los grandes capitales sobre las hidrovías2, ya que habiendo vencido sus contratos se presentaba como la oportunidad concreta de defensa de la soberanía nacional. A lo que agregamos lo ya expresado en relación a la deuda-estafa con el FMI.

En definitiva, esta política económica que en más o en menos se aplicó y aplica es la que emergió en el período 1975/1976 y desarrolló la dictadura genocida, fundamentalmente apoyada en una legislación financiera que privilegia ese sector, inversiones extranjeras (desestatización), extractivismo y endeudamiento público que ha condicionado desde entonces el desarrollo independiente de Argentina.

Las divisas resultado de las exportaciones de Argentina hacia el mercado mundial resultan apropiadas por el capital más concentrado y en gran medida fugadas para el exterior.

https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/paso-2023-patricia-bullrich-una-dama-de-hierro-que-buscara-ser-la-presidenta-de-argentina-javier-milei-juntos-por-el-cambio-buenos-aires-ultimas-noticia/

Volviendo al proceso eleccionario

Prolongadas elucubraciones sobre el futuro de las posibilidades que tendría el oficialismo de ganar las elecciones presidenciales, determinaron que la mayor parte de las provincias llamaran a elecciones locales en forma anticipada, tratando de evitar un posible arrastre si el oficialismo resultara perdedor.

El resultado, no obstante, no resultó muy favorable para la coalición del Frente de Todos (oficialismo peronista y aliados) ya que perdieron varias provincias en las cuales eran mayoría.

Diez gobernaciones ganó la coalición de Juntos por el Cambio o similares (macrismo y aliados) y siete el Frente de Todos, relación que no había sucedido anteriormente, ni siquiera cuando triunfó para la presidencia Juntos para el Cambio (con otro nombre, pero eso no tiene importancia) en 2015.

En esas condiciones se arriba el 13 de agosto de este año a la PASO o sea a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias.

Estas primarias como su nombre lo indica son abiertas o sea no se eligen los candidatos al interior de las formaciones políticas sino por el voto universal que decide si compiten varios o varias dentro de la misma formación, quien habrá de representarla, en definitiva. En la práctica son como una especie de anticipo de lo que sucederá en las elecciones, claro que no con precisión y para eso se aprobó esta ley, sirve al establishment también para eliminar a las pequeñas agrupaciones puesto que hay que tener un margen del 1,5 % de los votantes.

¡Y aquí la gran sorpresa! Lo inesperado. Cristina Fernández de Kirchner, quien habilitó a Sergio Massa para que sea el candidato, había anticipado en un discurso pronunciado en días previos a la consulta, que el resultado iba esta vez a estar divididos en tercios. Y así fue, pero no en el orden previsto que contemplaba al Frente de Todos, devenido en Unión por la Patria3. para la gesta electoral –considerado “progresista” aunque quizás ya no tanto– o a Juntos por el cambio –considerado de derecha o quizás ya de ultraderecha–y recíprocamente como primero o segundo y en tercer lugar a la Libertad Avanza, coalición que responde al ultraderechista Javier Milei.

La distribución de los tercios, muy cerca del 30 % cada uno, con muy poca diferencia entre si fue primero para Javier Milei (LA), segundo Patricia Bullrich (JxC) y tercero Sergio Massa (UxP). En cuarto lugar se ubicó Juan Schiaretti, de una fuerza provincial afín a JxC, gobernador hasta ahora de la Provincia de Córdoba y quinta resultó Myriam Bregman de Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad (FIT U).

Tres candidatos muy cerca del 30 %, pero con una leve ventaja para el candidato de la ultraderecha “libertaria”! He ahí la gran sorpresa y las preocupaciones consiguientes de cómo explicarlo.

El problema central es que no se distribuye. Empresarios, productores del agro y bancos han recibido en los últimos años fabulosas ganancias, mientras los salarios se han mantenido en un nivel bajo que no alcanza a cubrir las necesidades básicas de consumo. A ello se suma el llamado trabajo precario, fuera de la ley de contrato de trabajo y, por tanto, fuera de convenios y paritarias, fuera de la garantía de servicios sociales conquistados hace ya un largo tiempo, y el aumento de la venta ambulante. O sea, productividad y enriquecimiento para las clases dominantes, empobrecimiento para las clases populares.
https://nuevarioja.com.ar/politica/massa-vamos-a-ganar-las-elecciones-y-el-anio-que-viene-argentina-va-a-crecer.htm

Hay además un dato importante, hubo un 30 % de ausentismo, fue el más elevado de todas las votaciones desde 1983. Está bien que se trató de las elecciones primarias, pero de todas formas ha sido indicativo de la disconformidad, del enojo de la ciudadanía ante la grave situación de crisis a la que nos hemos referido y una crítica implícita hacia el gobierno y en general la dirigencia política de los últimos dos períodos presidenciales.

Ya habíamos tenido el antecedente en 2001, antes del estallido popular, cuando hubo un 25 % de votos no válidos, siendo el guarismo más alto respecto al que obtuvieron los candidatos de entonces. Pero esta vez no se visualiza un estallido popular sino un corrimiento de los votantes hacia la derecha y ultraderecha.

Quién es Javier Milei y qué propone

En este punto me voy a permitir extenderme un poco porque creo que es sumamente importante que se tengan claras cuáles son sus propuestas de consecuencias no sólo para Argentina sino para toda América Latina. Personaje un tanto clownesco en su aspecto Milei es un economista, ha sido parte de la Fundación Mediterránea (sostenedora del libre mercado, gestada por empresarios, con un staff de economistas liberales, que existe desde la dictadura en adelante) de fuerte influencia el menemismo, admiradores de la política económica del que fue Ministro de Economía de la dictadura genocida, del gobierno de Carlos Menem y del de Fernando De la Rua: Domingo Cavallo. Pero en aquel entonces Milei era un asistente, sin relevancia alguna. Comenzó a aparecer en la TV hacia 2016, y a actuar definitivamente en la política alrededor de 2018, Fundo su partido Libertad Avanza y fue elegido diputado nacional en 2019.

Pero estos son sólo detalles introductorios, lo que nos interesa es lo que sostiene. Desde el punto de vista de sus preferencias intelectuales, admira a los economistas liberales austríacos, a von Hayek, considera un genio a Alberto Benegas Lynch, funcionario de la dictadura, admira en política a Trump, a Bolsonaro, a Menem. Se lo considera en ámbitos intelectuales como un repetidor, incluso un plagiador, poco riguroso en la explicación de lo que propone.

Se caracteriza por denunciar la existencia de lo que llama “casta política”, o sea todas las dirigencias políticas con excepción de la suya, los acusa de corrupción, de robar los dineros de los ciudadanos.

Se identifica como un libertario absoluto, libertad de mercado, libertad de cambio, propicia una drástica baja del gasto público, achicar el Estado, eliminación de regulaciones y libre competencia en todos los ámbitos. Libertad incluso de portación de armas y de venta de órganos para quien decida hacerlo, partidario acérrimo de la privatización de la educación estableciendo un vaucher (inclusive anulación de su obligatoriedad hasta nivel secundario), de la privatización de la salud (estableciendo también un vaucher,) de las empresas públicas, todo reemplazado por la inversión privada, partidario también de la desaparición del Banco Central, de la dolarización, de la baja de los impuestos a los empresarios, de la anulación de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, de una reforma laboral que termine con indemnizaciones, aguinaldo, etc., con una reforma previsional que las privatice, relaciones privilegiadas con EE. UU. e Israel, homofóbico, se propone terminar con la ley de aborto, seguro, libre y gratuito, con la enseñanza sexual en los programas educativos, con la doctrina de género, con la consideración de las disidencias, anuncia mano dura y represión contra huelguistas y manifestantes, considera que las cuestiones de medio ambiente son un invento del marxismo o del socialismo intelectual. Es negacionista en materia de Derechos Humanos, niega a los 30.000 desaparecidos por la dictadura genocida, niega el genocidio y sostiene lo mismo que sostenían las Juntas Militares, particularmente Massera, al decir que lo sucedido en el período 1976/1983 (dictadura cívico-militar) fue una “guerra” y que en todo caso se cometieron algunos “excesos” (eso mismo dijo el que fuera Almirante Massera al ser juzgado en el juicio a las Juntas Militares en 1985.

La síntesis y modelo de su propuesta es la Argentina de hace más de 100 años, agroexportadora y oligárquica, así como represiva.

Milei se ha apropiado de la palabra Libertad, pero sólo en su enunciación porque está absolutamente tergiversada en su contenido.

A tal punto es el retroceso que representa, que calificó de “atrocidad” el principio de que donde hay una necesidad nace un derecho y de “máxima aberración” a toda referencia a la justicia social.

Sobre el voto a Milei

El voto a Milei fue, como dijimos, inesperado en esas proporciones, aunque ya se había comenzado a temer que ese “loco”, como se lo había calificado, era en realidad un personaje creado por los capitales más concentrados y un peligro en ascenso. Su composición fue muy variada: sectores empresariales, sectores populares de trabajo precario, sectores medios y sobre todo llamó la atención el apoyo de los jóvenes, particularmente varones de entre 18 y 20 años, tanto de los ámbitos más empobrecidos como provenientes de familias de profesionales, o de un nivel más alto de ingresos.

Por eso, inmediatamente de las PASO el debate que se instaló en las otras dos fuerzas que compitieron en los tercios, así como en la izquierda fue acerca del porqué del voto a Javier Milei, subestimado hasta poco antes por su aspecto un poco estrambótico, por su irascibilidad, su agresividad.

Lo que más se escuchó es que era la expresión de un voto “bronca” (de severo enojo) contra las dos coaliciones mayoritarias existentes y sus respectivos gobiernos en relación a la situación de grave crisis en que se encuentra la Argentina.

En Argentina podemos decir que la misma noción de ciudadanía, idea liminar del Estado burgués, tiende a ser relegada a la participación periódica en elecciones, más parecido a una técnica para “selección de personal político” que a una práctica democrática y participativa real. En relación con ello, el concepto de democracia se empequeñece y limita a la vigencia de las libertades públicas, viéndose postergadas las ilusiones de que se acerque a niveles de igualdad y participación real. 
https://www.larepublica.co/globoeconomia/javier-milei-lidera-intencion-de-voto-de-cara-a-elecciones-presidenciales-de-octubre-por-encima-de-sergio-massa-y-patricia-bullrich-3711708

Claro está que hay enojo, “bronca”. Sin embargo, ese es sólo un aspecto: su programa es de liquidación de derechos y conquistas básicas, de privatizaciones y ajuste máximo (llegó a decir que iba a hacer un ajuste fiscal mayor que el que el propio FMI estableció), pero cabalgando sobre el descontento generalizado y el descreimiento más profundo logró construir su fuerza electoral.

Utilizando la consigna de barrer a la llamada “casta política”, la enunciación estridente de que venía a acabar con todo eso, a quemar el Banco Central, a pasar la motosierra en todas las estructuras estatales, a reducir al Estado confiscador, a producir una verdadera ruptura que haría de la Argentina otro país, logró que muchas y muchos sintieran que de verdad presentaba una alternativa a lo existente y, evidentemente, fracasado; que podía operar un cambio drástico, terminar con la política tradicional y parar la inflación con recetas mágicas, tales como la dolarización. 

Creó en buena parte de la ciudadanía una falsa ilusión de que venía realmente a producir un cambio, una ruptura en el sistema; se escucharon sus gritos de libertad, pero sin conocer y mucho menos reflexionar sobre el contenido que le imprime a esa palabra.

Y cada vez resulta más evidente que sus logros no son frutos personales sino del capital usurario, de los fondos buitres que son sus patrones.

En numerosas entrevistas callejeras de periodismo profesional y también alternativo, en conversaciones públicas y privadas se muestra la adhesión a su candidatura, ignorando la mayoría de las veces, cuáles son sus propuestas, su programa, y al ser explicitado se encuentran con que no comulgan con él. Se ignora en realidad qué plantean las propuestas del libertario Milei, sólo entusiasma su discurso en apariencia disruptivo, de acabar con todo, pero en realidad con todo lo que obstaculice la propiedad privada, las inversiones y especulaciones privadas. Y sabemos que nunca la disrupción puede estar en manos de la derecha y menos de la ultraderecha. En 2001, la consigna disruptiva se ubicó desde la izquierda, aunque no logró prosperar y se desarmó. En 2023, la disrupción se tergiversa al buscarla por una salida de ultraderecha, como dijimos una ilusión falsa que pronto será una desilusión.

El desafío es preguntarnos, analizar sobre por qué y cómo se ha llegado a esto. La derechización es un tema mundial, pero esa no es una explicación suficiente. Se necesita pensar y actuar en la propia Argentina. Se necesita abrevar en experiencias latinoamericanas.

Y la izquierda no ha sabido o no ha podido proponer una alternativa cierta, pero luego nos referiremos a ella en especial.

El coalicionismo

Surgió a propósito de la crisis de 2001, sucediendo al bipartidismo (radicales y peronistas). El bicoalicionismo con distintas denominaciones ha subsistido hasta ahora: Juntos por el Cambio y Frente de Todos. Pero apareció la tercera coalición: Libertad avanza de Milei. Todo esto está reconfigurando el mapa político y las diferencias al interior de las dos primeras parecieran anunciar una posible ruptura que podría expresarse en el balotage, si es que llega a haberlo.

Las posiciones de aquellas dos primeras coaliciones, son conocidas puesto que han ejercido sucesivamente la presidencia del país, en los dos últimos períodos.

https://www.eldiarioar.com/politica/cruje-base-gobierno-primera-vez-piqueteros-oficialistas-marchan-economia-desarrollo-social_1_9798311.html

Después de las PASO

Ante la sorpresa que representó el porcentaje de votos obtenido por la ultraderecha, se produjo una conmoción e intento de reacomodamiento de las otras dos fuerzas integrantes de los tercios.

Juntos por el Cambio, cuya candidata es Patricia Bullrich, que consideraba asegurada su entrada al balotage, sea con Libertad avanza o con Unión por la Patria, se encontró con una realidad distinta que amenazaba esa posibilidad, de ahí que, a sus posicionamientos de derecha, le añadió más derecha en el intento de competir en ese aspecto con Milei, se concentró en el tema de la seguridad, anunció represión también contra huelguistas y manifestantes, mano dura, prisiones a lo Bukele. Pero su retroceso fue evidente.

El candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, que es el actual Ministro de Economía, desde este cargo, anunció al día siguiente de las PASO, una devaluación del 22 % de nuestra moneda. Respondía así a las exigencias del FMI después de que le hubiera aprobado –antes de las PASO– un desembolso de fondos, que ya llevaba una demora de meses. El conocido te doy, me das.

Esta devaluación fue aprovechada para que hubiera una subida de precios, incluso sin relación porcentual con la devaluación. O sea, más inflación que alcanzó en el mes de agosto dos dígitos y se reflejó en las mayores necesidades de los sectores populares. Quedó bien claro el papel del FMI en la escala inflacionaria.

Autorizó aumentos de tarifas, profundizando ajustes, endureció también su discurso sobre seguridad, anunció que no permitiría paros docentes, en resumen, un corrimiento a la derecha tratando de obtener más votos.

No obstante, luego de la devaluación, el oficialismo puso en ejecución una serie de medidas consideradas compensatorias y de fuerte impacto. Una de ellas, era un reclamo sindical de vieja data: la eliminación de impuesto a las ganancias sobre los salarios hasta un monto equivalente a 15 salarios mínimos que benefició a casi dos millones de trabajadores y trabajadoras.

Otra de las medidas de impacto fue la devolución del impuesto IVA sobre las compras alimentarias, así como la implementación de bonos destinados a la población más carenciada, incluidos los jubilados y jubiladas que abarca sólo los meses de octubre y noviembre.

Se impone la pregunta de por qué esas medidas no se tomaron antes, ya que pareciera podía hacerse. Ahora aparecen fuertemente ligadas a la campaña electoral en un desesperado intento de recuperar votos o provocar menos ausentismo. Inclusive por su corto alcance en el tiempo y aunque represente un posible desfasaje del equilibrio fiscal, exigido por el FMI y apoyado por las otras dos fuerzas políticas de oposición al oficialismo.

Hagamos un resumen del panorama actual

Las tres fuerzas mayoritarias y el cuarto candidato, gobernador de Córdoba en la actualidad (que obtuvo el 3,7 % en las PASO) tienen amplia coincidencia respecto al pago de la deuda-estafa y la aceptación de los condicionamientos del FMI, tales como la baja a cero del déficit fiscal, sobre la base de la disminución del gasto público; también convergen en la práctica de una economía extractivista y el impulso de las exportaciones, particularmente de commodities. Sostienen beneficios para el capital local y extranjero. Coinciden con algunas diferencias en no grabar en especial a las grandes fortunas (Milei va más allá y quiere dar de baja a la mayor parte de los impuestos, con cierto acompañamiento de Bullrich). Coinciden en una política de ajuste que incluye tarifas, salarios jubilaciones, condiciones de trabajo, derechos adquiridos, con diferencias de ritmos y tiempos.

Las diferencias a favor de Massa, refieren al posicionamiento sobre la dictadura genocida, frente al negacionismo de Milei y la aceptación de la teoría de los dos demonios de Bullrich. También en relación a derechos conquistados como el aborto, la perspectiva de género y diversidades, impulso a ciertas políticas compensatorias y reparatorias en el orden social.

Massa y Bullrich no están de acuerdo con la dolarización que se propone Milei y tampoco con la privatización de la educación y la salud.

Conclusión: claramente Bullrich se ubica en la derecha y Milei en la ultraderecha. ¿Y Massa? Es sabido que es un político de derecha, con grandes lazos y vinculaciones con el establishment de los Estados Unidos y en tal sentido también se podría decir que es un candidato de derecha más moderado, pero que de alguna manera y fundamentalmente por sus consideraciones sobre la justicia social ligadas a su pertenencia al peronismo, y aunque sean de dudoso cumplimiento, podríamos ubicar un poco más hacia el centro.

Hay sectores en la Argentina y también en Latinoamérica que intentan calificarlo de “progresista”. Considero que no hay argumento para ello, por lo que podemos decir que en estas elecciones esa categoría estará ausente, aunque Milei trate de demonizar a sus adversarios calificándolos sin discriminación de zurdos.

Milei fue muy promocionado antes de las PASO por los medios de comunicación hegemónicos que responden al poder económico, prácticamente todos los días estaba en uno o más canales de televisión, además utilizó para su difusión todas las redes sociales, llegando a lugares del país en los que nunca había estado presencialmente.

Luego de las PASO y las avanzadas libertarias de Milei los propios medios de comunicación y por tanto las distintas fracciones del poder económico y empresarial se retraen en cuanto a su convocatoria, la regulan, porque toman noción del peligro que pudiera entrañar, lo que no significa que dejen de apoyarlo del todo y se vuelquen a levantar la alicaída imagen de Bullrich.

En general, ni los EE. UU. ni los grandes grupos empresariales se muestran entusiasmados con la posible dolarización, sino que más bien la rechazan, pero sí tiene el apoyo de los fondos buitres que conocemos, tales como Black Rock.

En estos últimos días, Milei ha iniciado una embestida contra la moneda argentina a la cual denominó “excremento”, desalentando las operaciones en nuestra moneda para inclinarla al dólar. Como consecuencia de estas maniobras se produjo un aumento inusitado del dólar de tal magnitud, que hasta los Bancos se han expresado con preocupación por los manejos del libertario para depreciar el peso argentino, así como se han sumado voces de economistas y empresarios que denuncian la irresponsabilidad de tales procederes. Milai declaró sin ambages que cuanto más suba el dólar, más fácil será dolarizar.

https://ariesonline.com.ar/contenido/89112/en-la-ultima-decada-la-pobreza-en-la-argentina-empeoro-mas-que-en-el-resto-de-am

¿Y la izquierda?

La izquierda está muy fragmentada. La única fracción que tiene representación parlamentaria es la agrupada en el Frente de Izquierda y Trabajadores Unidad, aunque pequeña: 4 diputados y diputadas. Y es además la única que alcanzó el porcentaje necesario para superar las Paso. A pesar de haber obtenido en la Primarias sólo el 2,7 % de los votos, lo que representa un descenso respecto de las últimas elecciones, atribuible también a la polarización que es propia de los turnos presidenciales y a la precandidatura dentro de Unión por la Patria de un candidato ‒vencido por Sergio Massa‒ que trabaja con los sectores populares y que concitó el voto de una parte de la izquierda ‒que se calcula que, en buena medida, volverá a su origen‒, su programa y propuestas son claras, anticapitalistas, antipatriarcales, antiextractivistas, por la defensa de la lucha de mujeres y disidencias, de pelea por trabajo y remuneración que supere la canasta básica para trabajadoras y trabajadores, para jubiladas y jubilados. De todos modos, es muy posible que los resultados de esta elección no sean muy significativos. Es probable que haya corte de boleta respecto a la presidencia, o sea a favor de Massa y a diputados, del voto a la izquierda.

A su vez, la izquierda tiene que replantearse varias cosas a la luz del estado actual de crisis de la representación política, que es notoria. Una de ellas ‒y muy importante‒ es el sectarismo de algunas de sus organizaciones. Lo que se necesita es articular los distintos grupos que se identifican como izquierda en forma amplia y horizontal.

De nuevo en el ahora

En las dos últimas semanas se han realizado los debates públicos entre todos los candidatos y candidatas.

En el primer debate se destacó claramente Myriam Bregman, candidata de la izquierda, con posiciones sólidas, argumentadas, impugnando las políticas de libre mercado y denunciando el ajuste y el acuerdo con el FMI, enfrentando las políticas negacionistas en Derechos Humanos del postulante Milei; fue la única que trató la política de género y diversidades. Esto, como rara vez ocurre, fue reconocido por toda la prensa y medios.

Los otros cuatro candidatos estuvieron muy medidos, no arriesgaron. Milei apareció más contenido que de costumbre, menos explosivo como es habitual, pero agresivo y negacionista en su posicionamiento sobre la dictadura genocida, como ya lo hemos dicho. Hasta ese momento él se presentaba más cauto y era su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel (hija de militar genocida), la que enarbolaba violentamente esas posiciones. Aquí Milei las hizo completamente suyas.

La sorpresa –relativa– la dio Massa, al afirmar que su presidencia llamaría a un gobierno de unidad, incluidos los libertarios (no mencionó a la izquierda por supuesto). Decimos sorpresa relativa, porque ya en la 19ª edición del Consejo de las Américas, en agosto de 2022, el embajador de los EE. UU. en la Argentina, Marc Stanley, aconsejó a la dirigencia política argentina que una sus fuerzas “ahora mismo”, sin importar su ideología y sin esperar a las elecciones del 2023. Y agregó que “Todas las personas con las que hablé, todos están de acuerdo que, en la explotación de estos tres mercados, el petróleo y gas, ganado y agricultura y minerales, está la respuesta. Cómo llegarán a ella. Una vez que un lado u otro tome el control tras las elecciones de 2023, mi sugerencia, y no les estoy diciendo qué hacer, lo que me encantaría ver es a alguien que ame a la Argentina, que vea el potencial que hay aquí. Es hora de que trabajen juntos ahora mismo. No esperen 16 meses. Hoy es el día de hacer esto”. Y siguió diciendo: “Es una gran chance para nosotros asociarnos con este país para poder ayudar a la Argentina con la infraestructura y que la Argentina pueda levantar la economía del petróleo, el gas y la agricultura, tanto como el litio y otros minerales. Así que podemos asociarnos juntos para alimentar y abastecer de energía al Mundo”4 . Consejos propios de un Virrey, todo queda muy claro, aunque pretenda presentarlo como “ayuda”, aunque reconozca que es una gran chance para los EE. UU.

En igual sentido se pronunció en enero de 2023, Laura Richardson, Jefa del comando Sur de Estados Unidos, agregando además en el círculo de los intereses de EE. UU. el agua dulce5 .

Y estos recursos, más la soja y el cobre, son parte del consenso productivo del poder para la explotación de bienes comunes y de la fuerza laboral en nuestro país. De ahí que lo que se necesita es cambiar el modelo productivo y romper con la lógica mayoritaria de las clases dominantes y los partidos que disputan la gestión del capitalismo local.

https://somosprismauc3m.wordpress.com/2019/12/14/por-que-argentina-no-puede-superar-su-crisis-economica/

Reflexiones finales

La estrategia fundamental del período de crecimiento de la izquierda y el progresismo, y me refiero a América Latina y no sólo a Argentina, ha sido la institucional, o sea, por la vía de las elecciones que la agenda misma del sistema propone. ¿Qué pasó entonces? ¿A qué atribuir los retrocesos registrados? Las recuperaciones que han sucedido, ¿tienen asegurada su continuidad?

Hay que profundizar más en los análisis de los llamados proyectos progresistas, de su debilidad, de su culto al posibilismo en nombre de frenar a una derecha que ya estaba adentro de sus propias fuerzas. Un punto clave es la separación que se fue registrando entre el área del Estado y el espacio de los movimientos sociales y políticos, disminuyendo su participación. 

La ofensiva del capital en los últimos años aceleró el proceso de transnacionalización del capital, acompañado por su concentración y centralización a escala creciente. Esto tuvo correlato en la organización estatal y en las estrategias para fragmentar las organizaciones sociales y, en definitiva, criminalizar sus luchas. 

En Argentina podemos decir que la misma noción de ciudadanía, idea liminar del Estado burgués, tiende a ser relegada a la participación periódica en elecciones, más parecido a una técnica para “selección de personal político” que a una práctica democrática y participativa real. En relación con ello, el concepto de democracia se empequeñece y limita a la vigencia de las libertades públicas, viéndose postergadas las ilusiones de que se acerque a niveles de igualdad y participación real. 

Es sustancial llevar a cabo un proceso de construcción de los sujetos históricos imprescindibles para los cambios. El capitalismo acentúa la cada vez más despiadada desigualdad y la realidad nos indica que la izquierda se encuentra ante una profunda crisis de alternativa con una fragmentación social resultado del individualismo, la justa falta de confianza en las dirigencias, los retrocesos sufridos en la última década.

Es sustancial llevar a cabo un proceso de construcción de los sujetos históricos imprescindibles para los cambios. El capitalismo acentúa la cada vez más despiadada desigualdad y la realidad nos indica que la izquierda se encuentra ante una profunda crisis de alternativa con una fragmentación social resultado del individualismo, la justa falta de confianza en las dirigencias, los retrocesos sufridos en la última década. No hay ausencia de luchas, pero ellas están desarticuladas, son parciales, sectoriales. En definitiva, son insuficientes para pensar en cambios radicales. Se impone la necesidad de construcción social de sujetos y subjetividades, una profunda lucha ideológica que deconstruya el sentido común dominante.

No hay ausencia de luchas, pero ellas están desarticuladas, son parciales, sectoriales. En definitiva, son insuficientes para pensar en cambios radicales. Se impone la necesidad de construcción social de sujetos y subjetividades, una profunda lucha ideológica que deconstruya el sentido común dominante.

Ha habido incluso, apropiación de las reivindicaciones y consignas de la izquierda por parte de la derecha. De esta, digamos, nueva derecha, esta derecha callejera, que adopta el lenguaje popular y capta sus necesidades, no para solucionarlas, sino para utilizarlas contra quienes sí intentan conseguirlas. Frente a esto, la profunda crisis de representación política se extiende a crisis de la política y pone en evidencia la crisis de alternativas.

Se necesita unificar luchas, concentrarlas. Se necesita de su articulación en un proyecto común, emancipador, anticapitalista, que trascienda los límites de este sistema opresor dominante. Necesitan radicalizarse, tornarse anticapitalistas para resolverse.

1   Luego nos referiremos a las insuficiencias de esta “democracia” que justifican emplear otra expresión.

2  Este nombre designa a un corredor natural de transporte fluvial de más de 3.400 kms. de largo, que se extiende a través de los ríos Paraná y Paraguay, y permite la navegación continua entre los puertos de Argentina, Brasil, Bolivia Paraguay y Uruguay.

3   Unión por la Patria aglutina al peronismo y algunas fuerzas menores.

4   Infobae, 18 de agosto de 2022.

5   Página 12, 23 de enero de 2023.

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