
Sergio De Zubiría Samper
Profesor Titular Doctorado en Bioética
Universidad El Bosque
Presidente Fundación Walter Benjamin para la Investigación Social
En diciembre de 2023, en Paris, ha fallecido el filósofo italiano Antonio Negri. El mundo académico y político de izquierda ha perdido un intelectual destacado de la causa comunista y las luchas anticapitalistas. Como sostiene M. Löwy, en su nota necrológica, este pensador radical se hizo comunista antes de descubrir a Marx hacia la década del sesenta del siglo XX, gracias a Lukács y sus camaradas operistas italianos. El joven Negri estuvo cerca de Bruno, Kant, Hegel, Dilthey, Weber y Mannheim. A partir de los sesenta se aproximó al Marx de la lucha de clases y de la política obrera anticapitalista. Podría parecer paradójico el convertirse al comunismo sin el marxismo y aproximarse a esa lectura de Marx que subraya la importancia de la subjetivación en la acción política.
La vida y la obra de Negri ilustran la posibilidad de llegar al comunismo por diversos caminos y la potencia de dialogar con Marx abriendo caminos para ir “más allá” de los planteamientos del filósofo de Tréveris. Reitera en diversas ocasiones el haber sido comunista antes de apropiar al filósofo alemán y decide al final de su vida emprender una autobiografía con el sugestivo y comprometido título: Historia de un comunista.
El presente escrito indaga las relaciones de Negri con Marx en tres dimensiones. En primer lugar, la insistencia de este intelectual en la posibilidad de consolidar una perspectiva comunista sin hacer parte del marxismo y la justificación del camino personal para nutrir su comunismo con la obra de Marx. En segunda instancia, queremos destacar los núcleos temáticos que, para este autor, aporta el marxismo a la comprensión de la vida social. En tercer lugar, intentamos comprender el sentido de la afirmación pensar “más allá de Marx”.
¿Es posible ser comunistas sin Marx?
La pregunta que inaugura este acápite tiene, por lo menos, cuatro caminos de respuestas: se puede ser comunistas sin marxismo; el marxismo se ha esterilizado de tal forma que ya no es camino hacia el comunismo; existen tipos de marxismos que potencian la ruta comunista y otros no; solo se puede ser comunistas con Marx. Es conveniente reconocer que existen también otras rutas.
En 2013, Negri escribe un ensayo expreso dedicado a esta problemática y con el mismo interrogante. La respuesta inicial es taxativa: si es posible ser comunista sin Marx. Luego introduce observaciones y objeciones características de la reflexión filosófica. Tres son relevantes. La primera es la necesidad de pensar esa interpelación en clave de situación o de substrato histórico: sus consideraciones conciernen especialmente al panorama francés. La segunda alude a su percepción de que esta temática se presta para “confrontaciones retóricas” que asumen la práctica política de manera abstracta. La tercera recuerda que en el contexto francés de la segunda mitad del siglo XX existen solo dos senderos: el de la posibilidad de ser comunista sin ser marxista y el de los comunistas próximos al marxismo. Rechaza de plano aquellas posiciones que niegan que se pueda ser comunista si se es marxista.
Recurre a dos ejemplos relevantes para ilustrar la ruta comunista sin el marxismo. El primero, la obra filosófica de G. Deleuze y F. Guattari. El segundo, su propia experiencia vital. La producción y prácticas de estos dos intelectuales franceses constatan que “fueron comunistas sin ser marxistas, pero lo fueron de manera extremadamente eficaz, hasta el punto de que se fabuló un Deleuze autor, in punctuo mortis, de un libro titulado La grandeza de Marx. Deleuze y Guattari construyen el común a través de los agenciamientos colectivos y de un materialismo metodológico que lo acerca al marxismo, pero lo mantiene distante del socialismo clásico y, por tanto, de cualquier ideal orgánico y/o estatalismo comunista” (Negri, 2019, p. 107). Los motivos para situar a estos autores en una posición comunista son profundos: sin ser marxistas estuvieron siempre implicados con movimientos abiertos a la práctica de las militancias comunistas; consolidaron un materialismo ontológico; su comunismo se desarrolló sobre las mil mesetas de prácticas transformadoras anticapitalistas; contribuyeron a la construcción de lo común. Las obras de estos dos autores El Anti Edipo (1972) y Mil Mesetas (1980) constituyen documentos anticapitalistas y comunistas.
El segundo ejemplo es su trayectoria vital e intelectual. Se hizo comunista antes de conocer a Marx y logró posteriormente hacer el tránsito hacia la lectura directa de su obra. El Tomo I de Historia de un comunista describe su primer encuentro con la tradición comunista a los diez y seis años en el liceo:
Aunque existe un comunismo sin Marx, de carácter histórico y personal, Toni Negri decide apostar por el diálogo con este pensador. No cree posible perseverar en un comunismo sin Marx y elige pensar con y “más allá” de él; está convencido de que esta doble tarea potencia plenamente el comunismo. Reconocer los invaluables estudios del revolucionario alemán sobre las leyes del movimiento de la sociedad capitalista y abrir las puertas a un materialismo histórico releído y renovado. Se trata de una “transformación creativa”, siguiendo las indicaciones de Marx y enriqueciéndolo con corrientes alternativas vividas en la modernidad.
En este periodo oigo hablar por primera vez de «filosofía de la praxis», es decir, del marxismo, por mentar sin ambages el nombre que en mi liceo se susurraba como en la cárcel de Gramsci. Es Lao, un compañero de clase, el que se explaya conmigo sobre el materialismo histórico con inteligencia y con el placer de lo prohibido. En el ambiente en que crecí fueron importantes -tal vez decisivos- los influjos del socialismo, sin que nadie llegara a impartirme nunca una lección de catecismo comunista. Pensándolo bien, ¡que distinto era todo esto de lo que hacían los curas, siempre dispuestos a llenarte la cabeza de dogmas que no tenían que explicarse porque eran verdades reveladas! Por el contrario, el socialismo es praxis (Negri, 2015, p. 37).
Es de destacar que desde ese primer encuentro asocie el comunismo a una “filosofía de la praxis” y aluda a la proximidad del marxismo italiano con Gramsci, al rechazo a aproximaciones dogmáticas, a su desconocimiento -para la época- de textos marxianos y a la necesidad de una ontología materialista.
La noción de una “ontología social materialista” es muy importante en los debates del marxismo desde el siglo XX. Baste recordar que la obra póstuma de G. Lukács, escrita entre 1964 y 1971, año de su muerte, lleva por título Marx. Ontología del ser social, obra publicada apenas en 1984 en alemán. En la historiografía tradicional el marxismo no es situado como una filosofía ontológica. Actualmente existe una tendencia importante que sostiene un “giro ontológico” en el marxismo con autores como C. Gould, M. Foucault, M. Hardt, A. Negri y E. Balibar, la cual no tiene relación con una metafísica del “fundamento”, especulativa y ahistórica, sino que parte de reconocer en Marx la existencia de indagaciones históricas sobre el “ser”, lo “social” y lo “humano”. Foucault utiliza la categoría de “ontología histórica del nosotros” y Negri la noción de una “ontología del ser presente”. Ambas de alta complejidad. Para el filósofo italiano esta ontología es una teoría de las prácticas sociales y modos de vida de los sujetos en el mundo; de las fuerzas subjetivas que actúan en un contexto histórico determinado. Una ontología social que contiene la multiplicidad, la contingencia y la apertura.
Aunque existe un comunismo sin Marx, de carácter histórico y personal, Toni Negri decide apostar por el diálogo con este pensador. No cree posible perseverar en un comunismo sin Marx y elige pensar con y “más allá” de él; está convencido de que esta doble tarea potencia plenamente el comunismo. Reconocer los invaluables estudios del revolucionario alemán sobre las leyes del movimiento de la sociedad capitalista y abrir las puertas a un materialismo histórico releído y renovado. Se trata de una “transformación creativa”, siguiendo las indicaciones de Marx y enriqueciéndolo con corrientes alternativas vividas en la modernidad, de Maquiavelo a Spinoza-Nietzsche, de Nietzsche a Deleuze-Foucault. Además de estudiar las leyes del capital debemos profundizar en las leyes del trabajo obrero, la actividad social y la producción de subjetividad en la época de la subsunción de la sociedad al capital y de la inmanencia de las resistencias a la explotación en horizontes locales y globales. “Se trata de reposicionar a Marx en la militancia, de sumergirlo nuevamente en la comprensión de la historia, de releerlo en contacto con las urgencias políticas, de atravesar el conjunto de estas actividades con un saber acrecentado y una voluntad transformadora” (Negri, 2019, p. 37).
El interrogante que abre este acápite -¿Se puede ser comunistas sin Marx?- tiene, entonces, una respuesta afirmativa, pero condicionada. En las circunstancias de la Francia de la segunda mitad del siglo XX existen dos caminos promisorios: un comunismo sin Marx, recorrido principalmente por Deleuze y Guattari, y un comunismo “con” y “más allá” de Marx, escogido, entre otros, por Toni Negri.
Las enseñanzas y discusiones decisivas con Marx
El diálogo con Marx es decisivo para quienes ubican la lucha de clases en el centro de la acción política y se proponen siempre una perspectiva comunista. Se trata de un “diálogo militante” para organizar las resistencias a la explotación capitalista y consolidar una autonomía cada vez mayor de las y los trabajadores. Para Negri, las enseñanzas/discusiones con Marx son decisivas por tres razones: la política, la crítica y la teórica. En su ensayo ¿Por qué Marx? (2013) expone esos motivos y los ilustra con sugestivos ejemplos de El Capital del autor alemán, mostrando su profundo conocimiento de la crítica de la economía política marxista.
La primera enseñanza, como en todo “diálogo militante”, es necesariamente “política”. El materialismo de Marx permite realizar en cada análisis social dos movimientos políticos: en primer lugar, logra desmitificar cualquier concepción progresiva y consensual del denominado “desarrollo capitalista”, al evidenciar que el capitalismo promueve inmanentemente la autodestrucción, el canibalismo y la eliminación de sus propias condiciones de existencia; en segunda instancia, permite mostrar el antagonismo y la contradicción como el elemento central del movimiento social real. La política subversiva marxista concibe la acción política como un campo de batalla “dentro y contra” el capital. El ejemplo al que alude Negri para mostrar esta dimensión política son las Secciones IV, V, VI del Libro primero de El Capital, donde se expone el pasaje de la extracción de la plusvalía absoluta a la plusvalía relativa, que para Marx está relacionado con las luchas obreras por la reducción de la jornada laboral. Es decir, se trata de una forma histórica de subjetivación específica de clase, porque el “pasaje” sobre la “plusvalía relativa” se conecta con un proletariado industrial que lucha de forma organizada por la reducción de las horas laboradas.
La segunda enseñanza irrenunciable es la relevancia de la virtud o actitud crítica en Marx. Este pensador sitúa la crítica en una ontología histórica siempre atravesada por la lucha de clases. “La crítica es el “punto de vista” de la clase oprimida en movimiento, permite el seguimiento del ciclo capitalista, comprender su crisis y, por otro lado, describir la “composición técnica” de la clase oprimida; además, eventualmente permite organizar la “composición política” desde una perspectiva revolucionaria” (Negri, 2019, p.42). En el centro de la crítica marxista está la lucha de clases y la consolidación de la autonomía del punto de vista de clase. Para ejemplificar la perspectiva de la crítica marxista, Negri evoca la Sección tercera del Libro tercero de El Capital, dedicada a la discusión sobre la tendencia a la disminución de la tasa media de ganancia. Se trata de un ejercicio de crítica histórica para comprender las tendencias históricas de la crisis del capitalismo.
La tercera sabiduría de Marx la contiene su rigurosa elaboración teórica que ha permitido y permitirá la profundización del análisis del capitalismo y sus tendencias a la crisis tanto en sus formas liberales como socialdemócratas. Una comprensión de las crisis capitalistas siempre abierta a organizar los movimientos de liberación contra el poder colonial y el imperialismo. El ejemplo de Negri es extraído del Libro Segundo de El Capital, donde se analiza la circulación de las mercancías y los procesos de socialización de la explotación del trabajo, considerados por el investigador italiano como la emergencia de elementos antagónicos para la construcción del “común”.
Las enseñanzas enfrentan discusiones decisivas ante las nuevas configuraciones de las clases en lucha. La teoría marxista debe tener la capacidad de comprender las transformaciones en ámbitos claves de las relaciones sociales. Algunas de estas transmutaciones son las siguientes: (a) El trastocamiento de la organización del trabajo y los mercados; (b) La actual división del trabajo y la geografía del poder; (c) La relevancia del trabajo inmaterial en el capitalismo contemporáneo; (d) Las nuevas figuras de la explotación y sus formas de resistencias; € Las formas contemporáneas de subjetivación; (f) Ante la derrota del socialismo soviético construir una nueva teoría del “valor-común”. Este “diálogo militante” tiene que seguir asimilando las enseñanzas de Marx, sin abandonar una ontología de nuestra actualidad.
¿Cómo interpretar el “más allá” de Marx?
En 1993, J. Derrida publica su obra Espectros de Marx, donde anuncia la posibilidad de utilizar a este pensador “en contra” del marxismo por un camino resbaladizo: neutralizar o enmudecer el imperativo político subversivo hacia una tranquila exégesis academicista de una obra ya archivada. Una interpretación que pretende esquivar su contenido inflamable, subversivo y transformador. Eran momentos muy difíciles para el pensamiento emancipatorio luego del colapso del denominado “socialismo realmente existente”. Negri comprende prematuramente este peligro y rechaza cualquier vestigio de pensar “contra Marx” en el sentido de despotenciar su fuerza subversiva. En 1978, luego de sus seminarios sobre los Grundrisse en la École Normale Supérieure, invitado por Louis Althusser, publica Marx más allá de Marx. Nueve lecciones sobre los Grundrisse.
Se trata de un libro innovador en la bibliografía marxista en el contexto de la década de los setenta del siglo XX. Algunos de los elementos que lo hacen un texto creativo y heterodoxo son: (a) Considera que los Grundrisse no son el preludio de El Capital o un simple bosquejo de una obra posterior o más madura; se trata de la cima del pensamiento revolucionario y la fundamentación de esa práctica política; (b) Se opone a lecturas economicistas, deterministas y objetivistas de aquella obra; (c) Contiene una completa elaboración de los conceptos marxistas sobre la lucha de clases como constitutiva y destructora del capitalismo; (d) Cada categoría y relación clarifica la naturaleza antagonista de la lucha de clases en un sistema social con dos subjetividades en pugna; (e) Nos permite conducirnos por el sendero de Marx y poder llegar “más allá” de él.
Tenemos que explorar el sentido negriano de ese “más allá” de Marx, porque devela un aspecto central de sus vínculos con el marxismo. No es posible asociarlo a una oposición a Marx, como tampoco evoca el salir plenamente de la órbita de la tradición marxista. No busca pensar “contra” y nunca “superar” el marxismo, como tampoco dejarlo atrás o de lado. El “más allá” debe contener diversas acciones políticas e intelectuales, siempre caminando con Marx.
En su ensayo Marx después de Foucault: el sujeto recuperado (2014), nuestro filósofo hace confesiones importantes para interpretar ese “más allá”. La primera de ellas es que lleva leyendo paralelamente a Marx y Foucault hace más de cuarenta años. La segunda consiste en subrayar que la distancia de más de un siglo entre Marx-Foucault permite identificar importantes diferencias en las formas de explotación, modos de vida y tipos de luchas analizadas por ellos. La tercera es la necesidad de sostener la hipótesis de que, existiendo diferencias y distancias entre estos pensadores, pueden ser reubicados en una “perspectiva común” (algo que no comparten las lecturas liberales y de derecha de Foucault).
El ejercicio de esta conversación paralela y también militante dilucida aspectos centrales de ese “más allá”. Negri pretende fijar los ejes de lectura marxiana para organizarlos en torno de dispositivos de subjetivación trazados por Foucault, para aplicarlos a nuestra actualidad. Allí encontramos dos acciones constitutivas de “más allá”: establecer apertura con autores contemporáneos y leerlos en clave de nuestra actualidad. En sus palabras: “no solo se trata de leer conjuntamente los textos históricos de Marx y sus otros trabajos (en particular aquellos de crítica de la economía política), sino de profundizar y desarrollar genealógicamente el análisis de los conceptos, abriéndolos al presente” (Negri, 2019, p. 244). El enfoque foucaultiano permite al marxismo recuperar los procesos de subjetivación y subrayar la subjetivación de la lucha de clases; un tema central de las luchas sociales actuales. El comunismo es concebido como el proceso de producción de lo común y de la subjetivación democrática. Las nociones de gubernamentalidad, biopolítica y sujeto, esbozadas por Foucault, son relevantes para una ontología del presente.
Tenemos dos acciones inherentes al “más allá”: invita a dialogar con pensadores del presente y realizar una ontología de nuestra actualidad, pero también establecer diferencias en el tratamiento de temas debido a la historicidad material de las categorías. Develamos la tercera acción. Entre Marx y Foucault existen para Negri tres diferencias categoriales. La primera: la unidad de mando en Marx se mantiene en la figura del poder soberano, y el gobierno se unifica en la voluntad del capital; mientras en Foucault, la unidad del poder está “disuelta” y es la “gubernamentalidad” donde se articulan de “forma plural” aquellas producciones de poder diversas y difusas. La segunda: en Marx el dominio se condensa en el capital, a través del ritmo de diferentes “subsunciones” en una lógica unívoca de “capitalización” y tendencia a la “estatalización” de lo social”, mientras para Foucault el “biopoder” se descentra produciendo germinaciones singulares del poder hacia una “socialización de lo político”. Tercera: en Marx el comunismo se organiza a través de la dictadura del proletariado como agente de la eliminación de las clases, mientras en Foucault el régimen político se organiza en la subjetivación, se singulariza en la libertad y se desata la producción ilimitada de la construcción de la felicidad común.
Para Negri, no se trata de eliminar estas diferencias. El camino es considerarlas “menos importantes” de lo que parecen. Una lectura más detallada “con” Marx evidencia la posibilidad de semejanzas y atenuación de las diferencias. Este es el cuarto contenido del “más allá”: las diferencias no impiden una perspectiva común. Lo ilustra con ejemplos para cada diferencia. En Marx, la concepción orgánica del Estado y del mando a nivel político es atenuada cuando realiza sus análisis históricos de los comportamientos de las distintas clases sociales, sus dispositivos interpretativos de la “guerra de clases” y ciertas hipótesis comuneras en sus escritos históricos. La tesis marxiana de la “subsunción formal” a la “subsunción real” se aproxima a los problemas de la subjetivación y la gubernamentalización, alejándose de lógicas estatalistas o deterministas. Las páginas sobre el comunismo en General Intellect y el “individuo social” en los Grundrisse posibilita lecturas no limitadas a la “dictadura del proletariado”.
Hemos dilucidado cuatro puntos o acciones constitutivas de “más allá” que nos permiten comprender el complejo vínculo vital entre Negri y Marx: una invitación constante a dialogar militantemente con los filósofos contemporáneos, cultivar una ontología de nuestra actualidad, reconocer las diferencias filosóficas y políticas y caminar en una perspectiva común. También intentamos comprender sus justificaciones para marchar “con” Marx hacia una perspectiva comunista común.
Además de estudiar las leyes del capital debemos profundizar en las leyes del trabajo obrero, la actividad social y la producción de subjetividad en la época de la subsunción de la sociedad al capital y de la inmanencia de las resistencias a la explotación en horizontes locales y globales. “Se trata de reposicionar a Marx en la militancia, de sumergirlo nuevamente en la comprensión de la historia, de releerlo en contacto con las urgencias políticas, de atravesar el conjunto de estas actividades con un saber acrecentado y una voluntad transformadora”.
Referencias bibliográficas
Negri, A. (2008). Marx más allá de Marx. Madrid: Akal.
Negri, A. (2015). Historia de un comunista. Buenos Aires: Traficantes de Sueños.
Negri, A. (2019). Marx y Foucault. Buenos Aires: Cactus.
Löwy, M. (2024). “Toni Negri (1933-2023)”. Recuperado de: https://www.desdeabajo.info/otras-noticias/item/toni-negri-1933-2023.html
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