Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Marx, ¿profeta del decrecimiento?1

Michael Löwy

Sociólogo y filósofo marxista 

Ha sido director de investigación emérito del CNRS 

y profesor de la EHESS de París

 

A propósito de tres obras de Kohei Saito: 

  • La Naturaleza contra el Capital. El ecosocialismo de Karl Marx, traducido al castellano por Javiera M. Mac Pherson, Barcelona, ediciones Bellaterra, 2022; 
  • ¡Menos! El decrecimiento es una filosofía, traducido al francés por J-C. Helary, París, ediciones Seuil, 2024 (Moins! La décroissance est une philosophie). Título original en japonés: Hitoshinsei no «Shihonron» (“El capital en el Antropoceno”);
  • Marx in the Anthropocene. Towards the Idea of Degrowth Communism, Cambridge University Press, 2022.

Los ecologistas clásicos rechazan frecuentemente a Marx por su posición “productivista” y su falta de lucidez frente a los problemas ecológicos. Sin embargo, han sido publicados recientemente numerosos escritos eco-marxistas, que contradicen fuertemente esta idea establecida. Pioneros en este nuevo campo de investigación han sido John Bellamy Foster y Paul Burkett, seguidos por Ian Angus, Fred Magdoff y otros, que han contribuido a transformar la célebre publicación socialista Monthly Review en una revista eco-marxista. Su principal argumento es que Marx estaba plenamente consciente de las consecuencias letales de la acumulación capitalista sobre el medio ambiente, proceso que describe por medio del concepto de “ruptura metabólica” entre las sociedades humanas y la naturaleza. Se puede no estar de acuerdo con algunas de sus interpretaciones de los escritos de Marx, pero sus investigaciones han sido decisivas para inaugurar una nueva comprensión de la contribución marxiana a la crítica ecológica del capitalismo. 

 
https://www.economiasolidaria.org/recursos/biblioteca-decrecimiento-vayamos-menos/://kmarx.wordpress.com/2014/04/11/transicion/

Marx, continuidades y cambios

Kohei Saito es un joven investigador japonés que pertenece a esa importante escuela eco-marxista. Su primer libro, La Naturaleza contra el Capital, traducido en castellano por la editorial Bellaterra, es una valiosa contribución a la revaloración del legado marxiano desde una perspectiva ecosocialista.

Uno de los principales méritos de su trabajo reside en el hecho de que –contrariamente a muchos otros investigadores– no aborda los escritos de Marx como un conjunto sistemático de textos que estaría definido de punta a punta por un fuerte compromiso ecológico (según ciertos autores), o bien por una fuerte tendencia no ecológica (según otros). Como lo afirma Saito de manera muy convincente, existen elementos de continuidad en la reflexión de Marx sobre la naturaleza, pero también cambios y reorientaciones muy significativas. Por lo demás, como lo sugiere el subtítulo del libro, sus reflexiones críticas sobre la relación entre la economía política y el medio ambiente natural son “inacabadas”.

Entre las continuidades, una de las más importantes es la cuestión de la “separación” capitalista entre los humanos y la tierra, es decir, la naturaleza. Este tema estaba ya presente en los Manuscritos de 1844, pero es después de publicación de El Capital (1867) que Marx se interesa por las sociedades precapitalistas, en las cuales existía una forma de unidad entre los productores y la tierra. El consideraba que una de las tareas esenciales del socialismo era la de restablecer la unidad originaria entre los humanos y la naturaleza, destruida por el capitalismo, pero a un nivel más elevado (negación de la negación). Esto explica el interés de Marx por las comunidades precapitalistas, ya sea en sus discusiones ecológicas (por ejemplo, con el químico alemán Carl Fraas) o en sus investigaciones antropológicas (con el historiador Franz Maurer); ambos autores eran considerados por Marx como “socialistas inconscientes”.

 

Si no se le detiene, el capitalismo convertirá al planeta en un lugar invivible para los humanos.  

¿Cómo enfrentar este desafío? Saito desarrolla una crítica consistente de la ecología compatible con el crecimiento (capitalista): los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas –“un opio del pueblo”–, el crecimiento económico verde auspiciado por el Banco Mundial, y hasta el Green New Deal propuesto por Stieglitz y la izquierda norteamericana. Por supuesto, anota Saito, necesitamos un New Deal Verde: vehículos eléctricos, energía solar, ciclovías, transportes públicos gratuitos. Pero todo eso no bastará para hacer frente a la crisis. Lo que necesitamos es romper con el “modo de vida imperial” capitalista y optar por el camino del decrecimiento, esto es, pasar de la cantidad –más mercancías, crecimiento del PIB– a la calidad: extender el tiempo libre y la protección social. 

Y, por supuesto, en su último documento importante, la “Carta a Vera Zasúlich” (1881), Marx afirma que con la supresión del capitalismo las sociedades modernas podrían alcanzar una forma superior de un tipo “arcaico” de propiedad y de producción colectivas. Yo diría que esto pertenece al momento “anticapitalista romántico” de la reflexión de Marx. De todos modos, esta perspectiva interesante de Saito es muy pertinente en la actualidad, en momentos en que diversas comunidades indígenas de las Américas, del Canadá a la Patagonia, se encuentran en la primera línea de resistencia contra la destrucción capitalista del medio ambiente.   

Sin embargo, el principal aporte de Saito es el de mostrar el movimiento y evolución de la reflexión de Marx sobre la naturaleza, en un proceso de aprendizaje, de replanteamiento y de reconfiguración de su pensamiento. Con anterioridad a El Capital, se puede hallar en los escritos de Marx une valoración poco crítica del “progreso” capitalista –una actitud que se suele describir con el termino mitológico vago de “prometeísmo”–. Esto resulta evidente en el Manifiesto comunista, que celebra el “sometimiento de las fuerzas de la naturaleza al hombre” y el “allanamiento de continentes enteros para los cultivos”, pero también se observa en los Cuadernos de Londres (1851), en los Manuscritos económicos de 1861-63 y en otros escritos de aquellos años.

Curiosamente, Saito parece excluir de su crítica los Grundrisse (1857-58), una excepción que a mi parecer resulta injustificada, si recordamos la medida en que Marx admira en ese texto “la gran misión civilizadora del capitalismo” frente a la naturaleza y a las comunidades precapitalistas, prisioneras de su localismo y su “idolatría a la naturaleza”.  

El cambio se produce en 1865-66 cuando, leyendo los escritos del químico agrícola Justus Von Liebig, Marx descubre el problema del agotamiento de los suelos y la ruptura metabólica entre las sociedades humanas y el medio ambiente natural. Esto lo llevará, en el primer volumen de El Capital, así como en los dos volúmenes inconclusos, a una valoración mucho más crítica de la naturaleza destructiva del “progreso” capitalista, particularmente en la agricultura. Después de 1868, leyendo a Carl Fraas, otro científico alemán, Marx descubre igualmente otras cuestiones ecológicas importantes, tales como la deforestación y el cambio climático local. Saito estima que, si Marx hubiese podido terminar los volúmenes 2 y 3 de El Capital, habría destacado en mayor medida la crisis ecológica –lo cual implica, asimismo, al menos implícitamente, que en su estado actual inconcluso tales cuestiones no han sido destacadas suficientemente –.

https://www.elextremosur.com/nota/27231-ecosocialismo-o-decrecimiento/://www.15-15-15.org/webzine/2022/12/10/por-que-deberiamos-deshacernos-del-capitalismo/

Fundador más que profeta

Lo anterior me conduce a mi principal punto de desacuerdo con Saito. En varios pasajes del libro, Saito sostiene que para Marx “la insostenibilidad medioambiental del capitalismo es la contradicción del sistema” (p.142, subrayado por Saito); o que, al final de su vida, llegó a considerar la ruptura metabólica como “el problema más grave del capitalismo”; o que para Marx el conflicto con los límites naturales constituye “la principal contradicción del modo de producción capitalista”. 

Me pregunto dónde ha podido encontrar Saito tales declaraciones en los escritos de Marx (libros publicados, manuscritos, cuadernos de apuntes). No se encuentran en ninguna parte, por la simple razón de que la insostenibilidad ecológica del sistema capitalista no era una cuestión decisiva en el siglo 19, como lo es hoy en día con el advenimiento de una nueva era geológica del planeta, el Antropoceno, desde 1945.

Por lo demás, pienso que la ruptura metabólica o el conflicto con los límites naturales no es “un problema del capitalismo” o una mera “contradicción del sistema”. ¡Es mucho más que eso! Es una contradicción entre el sistema y “las condiciones naturales eternas” (Marx), y por ende con las condiciones naturales de la vida humana sobre el planeta. De hecho, como lo afirma Paul Burkett (citado por Saito), el capital puede seguir acumulándose en cualesquiera condiciones naturales, incluso degradadas, hasta tanto no haya extinción completa de la vida humana; la civilización humana puede desaparecer antes de que la acumulación del capital se vuelva imposible.

Saito concluye su libro con un juicio que me parece ser un resumen muy pertinente de la cuestión: El Capital (el libro) queda como un proyecto inacabado. Marx no respondió a todos los interrogantes ni predijo el mundo de hoy. Pero su crítica del capitalismo proporciona una base teórica extremamente útil para entender la crisis ecológica actual. Por consiguiente, yo agregaría que el ecosocialismo puede encontrar apoyo en las ideas de Marx, pero que debe desarrollar plenamente una nueva confrontación eco-marxista con los desafíos del Antropoceno en el siglo 21. 

La proposición de un movimiento que arrebate los bienes comunes al mercado y funde el “Reino de la libertad” sobre la reducción del tiempo de trabajo corresponde ciertamente a las ideas de Marx, pero el decrecimiento no está presente en sus escritos. El comunismo del decrecimiento que propone Saito como imperativo ecológico –un comunismo que exige el fin del “modo de vida imperial” y la reducción de la producción por medio de la supresión de las mercancías y servicios inútiles– me parece ser una bella idea de un futuro mejor, pero se trata de una idea nueva, creada por el eco-marxismo del siglo 21, del cual Saito es un representante brillante.

https://www.puentessociales.com.ar/2022/06/ecosocialismo-la-necesidad-de-unir.html://jovencuba.com/anticomunismo-libreta/://attac.es/entre-capitalismo-y-comunismo/

El segundo libro de Saito, ¡Menos!, fue publicado en Japón en 2019 y tuvo un enorme éxito: 500.000 ejemplares vendidos. Es una buena nueva para la ecología crítica. Sus primeros capítulos son un balance dramático del cambio climático: el punto de no retorno está ante nosotros, el Antropoceno se orienta hacia la catástrofe. La cantidad de CO2 en la atmósfera no había sido alcanzada desde el Plioceno hace 4 millones de años. El responsable de esta crisis es, sin duda alguna, el sistema capitalista que apunta a una multiplicación infinita del valor y a un crecimiento ilimitado, vinculado inextricablemente con los combustibles fósiles (y por consiguiente con las emisiones de CO2) desde la revolución industrial. Pero, como lo observa Kenneth Boulding, “quien crea que un crecimiento exponencial puede mantenerse indefinidamente en un mundo finito, es o bien un loco o bien un economista”. Si no se le detiene, el capitalismo convertirá al planeta en un lugar invivible para los humanos.

¿Cómo enfrentar este desafío? Saito desarrolla una crítica consistente de la ecología compatible con el crecimiento (capitalista): los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas –“un opio del pueblo”–, el crecimiento económico verde auspiciado por el Banco Mundial, y hasta el Green New Deal propuesto por Stieglitz y la izquierda norteamericana. Por supuesto, anota Saito, necesitamos un New Deal Verde: vehículos eléctricos, energía solar, ciclovías, transportes públicos gratuitos. Pero todo eso no bastará para hacer frente a la crisis. Lo que necesitamos es romper con el “modo de vida imperial” capitalista y optar por el camino del decrecimiento, esto es, pasar de la cantidad –más mercancías, crecimiento del PIB– a la calidad: extender el tiempo libre y la protección social.

El “comunismo del decrecimiento”

Saito denomina comunismo del decrecimiento la alternativa radical al capitalismo, basada en la gestión democrática de los bienes comunes como la tierra, el agua, la electricidad, la salud o la educación, sustrayéndolas así tanto del mercado como del Estado. Esta proposición se hallaría según Saito en los escritos tardíos de Karl Marx; sin embargo, al autor japonés no cita ningún texto de Marx en donde se aluda a la cuestión del decrecimiento. Mientras que en el Manifiesto comunista (1848) Marx defiende el primado de las fuerzas productivas, en una perspectiva eurocéntrica, a partir de 1868 comienza a desarrollar una nueva perspectiva gracias a la lectura de los biólogos Liebig y Fraas –de lo cual dan testimonio sus notas de lectura publicadas recientemente por la nueva edición de MEGA (“Marx-Engels-Gesamtausgabe”, las obras completas de Marx y Engels).

El desenlace de lo anterior es la carta (con sus diversos borradores) de 1881 a Vera Zasúlich, en la cual se aborda el tema de la comuna rural tradicional como fuente de un porvenir comunista para Rusia. Una proposición que rompe con el eurocentrismo, el primado de las fuerzas productivas y la visión de la historia como “progreso”. Me parece no obstante que Saito va demasiado lejos al pretender hallar en los escritos de Marx sobre la comuna rural rusa una “percepción positiva de las economías estacionarias”, y por ende las premisas del “comunismo del decrecimiento”. Más sobria y pertinente me parece su afirmación según la cual “en ninguna parte dejó Marx una indicación escrita de lo que entendía por comunismo del decrecimiento”. 

El comunismo según Saito sería una red horizontal de cogestión democrática, en la cual los trabajadores serían propietarios y gestores de los medios de producción. Lo que falta en este proyecto es la planificación ecológica democrática. En un pasaje Saito evoca ciertamente la necesidad de una “planificación social para administrar la producción de bienes de uso y la satisfacción de las necesidades” (p. 267), pero esta intuición importante se queda sin desarrollar. ¿Cómo realizarla? Saito evoca la economía solidaria y las cooperativas, reconociendo al mismo tiempo que, “como lo destacó Marx, las cooperativas de trabajadores están expuestas a la competencia del mercado capitalista. Por consiguiente, concluye que es necesario cambiar todo el sistema”. Menciona asimismo el municipalismo socialista, del cual la Barcelona de la alcaldesa Ada Colau da ejemplo (infortunadamente, desde entonces ha perdido la alcaldía de la ciudad). Por último, alude a los movimientos sociales y a las asambleas ciudadanas, pero en su reflexión falta una estrategia sociopolítica de transformación revolucionaria.

https://www.opendemocracy.net/es/decrecimiento-por-unas-nuevas-ra%C3%ADces-para-la-econom%C3%ADa/://vientosur.info/estado-del-mundo-crisis-economica-y-rivalidades-geopoliticas/

El tercer libro de Saito, Marx and the Anthropocene, publicado en 2022, solo existe por el momento en inglés. Propone un análisis mucho más preciso de los escritos de Marx, situando como texto clave del materialismo histórico productivista no el Manifiesto comunista sino el Prefacio de 1859 a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, que define la revolución como supresión de las relaciones de producción que se han convertido en traba para el libre desarrollo de las fuerzas productivas. Critica asimismo ciertos argumentos claramente “prometeicos” de los Grundrisse de 1857-58. Si por un lado me parece justa su interpretación de los últimos escritos rusos de Marx como una ruptura con el productivismo y el eurocentrismo, por otro lado, su hipótesis de un Marx partidario del decrecimiento me parece infundada. Pero Saito reconoce los límites de la reflexión de Marx y el carácter inacabado de su proyecto.

En este libro más reciente Saito revela asimismo un conocimiento mucho más preciso de la literatura ecosocialista moderna, definiendo así su “comunismo del decrecimiento” como una variante del ecosocialismo que promueve la ruptura con el comunismo del crecimiento.

En conclusión, la proposición de un movimiento que arrebate los bienes comunes al mercado y funde el “Reino de la libertad” sobre la reducción del tiempo de trabajo corresponde ciertamente a las ideas de Marx, pero el decrecimiento no está presente en sus escritos. El comunismo del decrecimiento que propone Saito como imperativo ecológico –un comunismo que exige el fin del “modo de vida imperial” y la reducción de la producción por medio de la supresión de las mercancías y servicios inútiles– me parece ser una bella idea de un futuro mejor, pero se trata de una idea nueva, creada por el eco-marxismo del siglo 21, del cual Saito es un representante brillante.

Publicado en francés en Terrestres, diciembre de 2024. Traducción de Alfredo Gómez Muller, para la revista Izquierda.
 
 

.

   Recomendados