
Tiago Magaldi
Doctor en Sociología
Universidad Federal de São Carlos
Departamento de Sociología
Mateus Silveira de Souza
Doctorando del Departamento de Sociología
Universidade Estadual de Campinas
El capital no sólo se informaliza. Incluso los empleos «asalariados» son precarios: esperas interminables, deberes, trabajo no remunerado, inseguridad constante. Para contraatacar, hay que recalibrar los conceptos ‒ ¡y las luchas!
La ofensiva capitalista de las últimas décadas ha producido profundas transformaciones en el mundo del trabajo cuya principal expresión es la flexibilización de las leyes laborales. Llevada a cabo con la ayuda entusiasta de gobiernos aliados o a contrapelo de gobiernos que se reclaman progresistas, en los últimos años el capital y sus apoderados han actuado agresivamente para reorganizar el mundo según su último espíritu. En Brasil, la Ley 13.467/2017, firmada de un plumazo por Michel Temer, es el mejor ejemplo de lo primero; el PLP 12/2024, propuesto por el actual gobierno de Lula, que pretende regular el trabajo de los conductores subordinados a las apps, es el segundo.
La «Uberización» es el fruto brillante de esta ofensiva. Aunque tiene varias facetas, ha significado, sobre todo, el establecimiento de nuevas formas de control y la actualización de viejas formas de organización. Si la «flexibilización» se había convertido en una consigna omnipresente en el mercado laboral desde los años setenta, estos cambios han cristalizado ahora en las rutinas de los trabajadores, cobrando un impulso renovado con el fenómeno de la plataformización.
En este nuevo escenario, las categorías de análisis que solían ayudarnos a entender el mundo del trabajo a veces ya no parecen suficientes para explicar las reconfiguradas relaciones sociales del trabajo. El marco teórico y el horizonte de protección social que tenemos hoy tienen su origen en la llamada «regulación fordista», que se basó en la experiencia del Estado del bienestar en los países capitalistas centrales. La perspectiva del trabajo «libre» pero protegido es el blanco preferido de la blitzkrieg neoliberal de la última década, en Estados del norte y del sur global. Brasil, que intentó tardíamente establecer un Estado del bienestar tras la redemocratización de los años ochenta con la promulgación de la Constitución de 1988, nunca ha ofrecido plenamente este conjunto de derechos sociales a la población.
La noción de zonas grises del trabajo, desarrollada, entre otros, por Rizek2 , Azais y Kesselman3 , ofrece un análisis más preciso del conjunto de fenómenos que explica este proceso de desmantelamiento, precisamente porque no se limita a categorías binarias ‒formal o informal, autónomo o subordinado‒ para explicar el mundo del trabajo actual. El concepto de zonas grises muestra que hay una serie de relaciones laborales surgidas en las últimas décadas que discurren dentro y fuera de la regulación estatal, desafiando el marco teórico creado con el fordismo como horizonte.
Es importante destacar que cambiar los términos de interpretación del fenómeno no significa renunciar al horizonte de protección social construido a lo largo del último siglo; es evidente la importancia de estos derechos y garantías para la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. Prácticamente toda la literatura sociológica brasileña es unánime en este punto. Sin embargo, si una intervención política eficaz requiere una lectura precisa de la realidad, es importante disponer de categorías de análisis que sintonicen con las transformaciones más recientes del mundo del trabajo.
¿Se ha convertido la informalidad en la norma del trabajo formal?
El desajuste entre realidad y concepto se observa, por ejemplo, en el binario trabajo formal/informal: hoy, la flexibilización parece ocupar todos los poros del mundo laboral, independientemente de que los empleos sean formales o no. Como sostiene Ludmila Abílio, una de las características de la uberización es la tendencia a introducir elementos típicos de la informalidad en los empleos formales4 . Ser flexible y estar permanentemente disponible, confundiendo el tiempo de trabajo con el de no trabajo, es una exigencia generalizada, independientemente de que el permiso de trabajo esté firmado o no. Esto se aplica a todos los ámbitos de la relación laboral formal, no sólo a las horas de trabajo: Sophie Bernard ha demostrado cómo, incluso en los países europeos con una tradición fordista más arraigada, como Francia, el propio salario ha sufrido un proceso de flexibilización generalizada dentro de las relaciones laborales «protegidas »5 . En resumen, como afirma Chico de Oliveira, «se pide al trabajador formal que cumpla los atributos del trabajador informal: flexibilidad, polivalencia e iniciativa»6 .
La ofensiva capitalista de las últimas décadas ha producido profundas transformaciones en el mundo del trabajo cuya principal expresión es la flexibilización de las leyes laborales. Llevada a cabo con la ayuda entusiasta de gobiernos aliados o a contrapelo de gobiernos que se reclaman progresistas, en los últimos años el capital y sus apoderados han actuado agresivamente para reorganizar el mundo según su último espíritu.
Así pues, la informalidad puede verse como un proceso que tiene lugar dentro de una zona gris; el propio trabajo formal está experimentando progresivamente un movimiento hacia la informalización. La noción de zona gris está relacionada con la pérdida de formas estables de trabajo. Esta pérdida implica «la dificultad para determinar y discernir cuáles son los costes del trabajo y quién los soporta; qué es y qué no es tiempo de trabajo; y qué es y qué no es trabajo remunerado y no remunerado; cuáles son los medios de producción y los instrumentos de trabajo»7.
Una de las características centrales de este proceso de informalización es el fin de los límites de la jornada laboral y la consiguiente institucionalización del trabajo a la carta. El modelo «ideal» ya no es la remuneración en función de una jornada laboral fija, sino el pago en función del cumplimiento de las demandas, lo que permite al «empleador» ‒ahora un «socio» que «solicita» un “servicio” a un «colaborador»‒ un salto de productividad, al no tener que pagar por el tiempo de trabajo ocioso8. El hecho de que muchos trabajadores plataformizados calculen su jornada laboral en función de los objetivos que quieren alcanzar durante el día, y no de las horas trabajadas, es un reflejo de esta forma de remuneración del capital, cuyo embrión encontramos en el salario a destajo, una modalidad ya comentada por Marx en el siglo XIX.
Retos para la protección social en el postfordismo
Hoy en día tenemos un nuevo mundo laboral. Sin duda, las empresas han tenido desde siempre la estrategia de buscar formas alternativas de contratación, con el objetivo de evitar la aplicación de la legislación laboral y reducir los costes de la mano de obra que contratan. Desde la consagración del gran pacto de clase que fue el fordismo, que estableció una canasta básica de derechos sociales y laborales como contrapartida a la aceptación pacífica de los trabajadores de una inclusión subordinada en la sociedad capitalista de masas ‒la feliz expresión es de Robert Castel9 ‒ las diferentes fracciones de la burguesía han sido pródigas en sus intentos de violar el acuerdo, siguiendo su impulso estructural de aumentar la tasa de ganancia. Del lado de los trabajadores, la lucha se convirtió en una lucha por el reconocimiento de los términos básicos del acuerdo: trabajo libre (para ser explotado por el comprador del trabajo), pero protegido.
Por tanto, los términos de la disputa entre capital y trabajo siguen siendo válidos dentro de los parámetros fordistas. Pero hay algo nuevo que se desprende de la investigación: si, por un lado, es necesario sustraer el trabajo subordinado a plataformas de la tendencia a la objetivación puramente mercantil por los perjuicios evidentes que la desregulación causa a los trabajadores, sobre todo en lo que respecta a la red de seguridad mínima (salario mínimo, jornada laboral limitada, vacaciones pagadas, etc.), la plataformización también está haciendo más explícitos los «puntos ciegos» de la relación laboral formal «realmente existente».
Aunque todavía no existe un estudio definitivo al respecto, los resultados empíricos relativos a los trabajadores subordinados a las plataformas de transporte (TPT) ‒símbolos de la plataformización en el país‒ han hecho cada vez más inevitable concluir que no sólo se está produciendo un cambio en la práctica laboral, sino también una transformación de los horizontes asociados al trabajo10. Un cambio similar ya se venía señalando en el contexto del trabajo informal en mercados populares: aunque aún conserva gran fuerza, el horizonte del trabajo «formal» ha ido perdiendo, año tras año, su capacidad de movilizar las esperanzas de grandes grupos de trabajadores; de presentarles una opción deseable de futuro11. (Vale la pena recordar que, además de que la mayoría de los empleos formales en el país resultan en ganancias de hasta 1,5 salarios mínimos, la práctica del bullying en estos ambientes es común y rutinaria).
Este es hoy el gran nudo analítico y político a desatar en torno a la plataformización del trabajo. Analizar la adhesión de algunos trabajadores al horizonte de la plataformización a través de la manipulación ideológica, es decir, la conciencia engañosa de sus mejores intereses, no parece ser la mejor manera de captar los matices y las contradicciones que entrañan estas relaciones laborales.
Por otro lado, si esta adhesión ‒que, cabe subrayar, aún no ha sido definitivamente establecida empíricamente, pero se encuentra en muchos estudios de caso en el país‒ se lee en términos de legitimación de una nueva dominación en el mundo del trabajo, como señaló Luiz Antônio Machado da Silva12 y como viene reiterando Jacob Lima en las últimas dos décadas13, inspirándose en los escritos de Boltanski y Chiapello14, hoy canónicos en la literatura crítica de corte weberiano, ¿dónde ubicar entonces la dimensión del interés de la clase trabajadora en su conjunto, es decir, en qué medida la nueva dominación incluye las contradicciones entre su horizonte normativo (autonomía y libertad en el trabajo sin regulación estatal del mercado) y sus resultados precarios para la clase trabajadora en su conjunto?
La noción de zonas grises del trabajo ofrece un análisis más preciso del conjunto de fenómenos que explica este proceso de desmantelamiento, precisamente porque no se limita a categorías binarias ‒formal o informal, autónomo o subordinado‒ para explicar el mundo del trabajo actual. El concepto de zonas grises muestra que hay una serie de relaciones laborales surgidas en las últimas décadas que discurren dentro y fuera de la regulación estatal, desafiando el marco teórico creado con el fordismo como horizonte.
El problema analítico y político sigue siendo: ¿cómo leemos la situación concreta producida por la plataformización del trabajo y cómo nos posicionamos ante la realidad de una ofensiva global arrolladora que tiene la capacidad real de ofrecer una nueva utopía para el capital? Lo cierto es que si los estudiosos del trabajo quieren desenredar este nudo, tendrán que tomarse en serio la lectura de los agentes directamente implicados en la transformación. Si bien es cierto que ellos no la producen, por otro lado la resignifican a diario y la adaptan a su mundo práctico y axiológico, cambiando así el propio conjunto de relaciones. Son los significados de este nuevo conjunto los que debemos comprender, reconociendo los límites históricos de las categorías que se han quedado anticuadas.
1 Traducción al castellano por José Francisco Puello-Socarrás para la revista Izquierda. Publicado originalmente en portugués en Outras palabras. Jornalismo de profundidade e pos-capitalismo (25/03/2025): https://outraspalavras.net/trabalhoeprecariado/trabalho-maldicao-das-zonas-cinzentas/.
2 RIZEK, Cibele. S. «The emerging figures of the platform economy: the reign of the grey zones of labour», SASE Rio de Janeiro, July, 2023.
3 AZAIS C., DIEUAIDE, P.; KESSELMAN, D. «Zone grise d’emploi, pouvoir de l’employeur et espace public: une illustration à partir du cas Uber», Relations industrielles / Industrial Relations, 72 (3), pp. 433-456, 2017.
4 ABÍLIO, Ludmila Costhek. Empreendedorismo, autogerenciamento ou viração?: Uberização, o trabalhador just-in-time e o despotismo algorítmico na periferia. Contemporânea-Revista de Sociologia da UFSCar, v. 11, n. 3, 2021.
5 BERNARD, Sophie. Le nouvel esprit du salariat. Paris : Presses Universitaires de France (PUF), 2020.
6 OLIVEIRA, Francisco de. O Estado e a exceção ou o Estado de exceção? Estudos Urbanos e Regionais, maio de 2003.
7 ABÍLIO, Ludmila Costhek. Empreendedorismo, autogerenciamento ou viração?: Uberização, o trabalhador just-in-time e o despotismo algorítmico na periferia. Contemporânea-Revista de Sociologia da UFSCar, v. 11, n. 3, 2021.
8 ABÍLIO, Ludmila Costhek. Empreendedorismo, autogerenciamento ou viração?: Uberização, o trabalhador just-in-time e o despotismo algorítmico na periferia. Contemporânea-Revista de Sociologia da UFSCar, v. 11, n. 3, 202.
9 CASTEL, Robert. As metamorfoses da questão social: uma crônica do salário. Petrópolis: Vozes, 1998.
10 MAGALDI, Tiago; AZAÏS, Christian; RAZAFINDRAKOTO, Mireille; ROUBAUD, François. Uma “escolha muito difícil”: CLT versus plataformas na avaliação dos trabalhadores brasileiros em uma abordagem quali-quanti. Revista de Economia Contemporânea, Rio de Janeiro, n. 28, p. 1–41, 2024; FESTI, Ricardo et al. O que pensam os entregadores sobre o debate da regulação do trabalho por aplicativos? Resultados de survey aplicada em 2023. Mercado de trabalho: conjuntura e análise (IPEA), v. 30, 2024.
11 RANGEL, Felipe Martins. A empresarização dos mercados populares: trabalho e formalização excludente. Belo Horizonte: Fino Traço, 2021.
12 SILVA, Luiz Antonio Machado da. Da informalidade à empregabilidade (reorganizando a dominação no mundo do trabalho). Caderno CRH, n. 37, p. 81–109, 2002.
13 LIMA, Jacob Carlos. Participação, empreendedorismo e autogestão: Uma nova cultura do trabalho? Sociologias, v. 12, n. 25, p. 158-198, 2010. LIMA, Jacob Carlos. Sobre empreendedorismo e cultura do trabalho. Revista Brasileira de Ciências Sociais, v. 39, p. 1–18, 2024. LIMA, Jacob Carlos. Trabalho e novas sociabilidades. Caderno CRH, v. 17, n. 41, p. 167–171, 2004.
14 BOLTANSKI, Luc; CHIAPELLO, Ève. O novo espírito do capitalismo. São Paulo: Editora WMF Martins Fontes, 2020.
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